[1] El objetivo fue trasladarlos desde su residencia habitual, mayormente en la costa oeste, a instalaciones construidas bajo medidas extremas de seguridad.
La medida fue tomada como reacción al ataque a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial, donde Estados Unidos se incorporó tardíamente a los Aliados que luchaban contra las Fuerzas del Eje, pero fueron las personas de etnia japonesa principalmente que vivían en la costa del Pacífico las que fueron sometidas a este internamiento.
No obstante, la declaración de Knox fue desmentida, confidencialmente, por personas cercanas al presidente Roosevelt.
El Gobernador de Oregón Charles A. Sprague demandó más protección contra actividades extranjeras, haciendo énfasis en los japoneses residentes en la costa.
Luego, una delegación del Congreso envió una resolución a Roosevelt solicitando la evacuación inmediata de los japoneses étnicos, sin distinguir entre extranjeros o ciudadanos.
El ruido sobresaltó a algunas unidades de artillería que también dispararon sus cañones, unas 1430 cargas.
Aunque 7 de cada 10 étnicos japoneses afectados por la medida habían nacido en los Estados Unidos, la orden no hacía distinción entre nativos o extranjeros.
Al enterarse de esta medida, aparecieron compradores hostiles, que adquirieron las posesiones japonesas a precios muy bajos.
Cuando a un afectado por la medida se le negaron unos días adicionales para recolectar su cosecha, la destruyó.
Muchos japoneses colocaron sus posesiones en almacenes, esperando reclamarlas después de la guerra, pero mientras tanto fueron vandalizadas y robadas.
Una vez finalizado el tiempo para la preparación, los japoneses étnicos fueron llevados a centros de reunión en trenes o autobuses, vigilados por guardias armados.
En la mayoría de los casos, estos centros eran hipódromos, y los evacuados tenían que dormir en los establos.
En los campos, a cada familia se le entregaron placas con un número grabado para cada miembro, que fueron utilizadas para identificarse.
La frase shikata ga nai (que podría traducirse por «no puede hacerse nada al respecto») solía usarse para resumir la resignación de las familias internadas en su desamparo frente a las condiciones del internamiento, según dicen Jeanne Wakatsuki Houston y James D. Houston en el libro de memorias Farewell to Manzanar (1972).
Sin embargo, debido a que ese año Roosevelt buscaba la reelección, la decisión fue aplazada.
El Presidente Ronald Reagan firmó además un acta, donde ofrecía 20 000 dólares a las víctimas sobrevivientes, la cual sería pagada hasta 1991.
Durante la guerra, muchos estadounidenses descendientes de japoneses perdieron todas sus posesiones, dado que sus ahorros fueron confiscados por el gobierno al ser considerados "propiedad enemiga".
Sin embargo, estas devoluciones ocurrieron muchos años después del ataque a Pearl Habor.
En el caso de los clientes del Yokohama Specie Bank, banco estadounidense de origen nipón, los depositarios no recibieron sus ahorros hasta 1969, cuando la Corte Suprema falló a su favor, especificando que la devolución debía realizarse sin intereses y al cambio anterior a la guerra.
Los acuerdos afectaron a 2.264 personas del Perú (1.800), que representaban el 10% de su población japonesa en territorio peruano.
En menor número fueron enviados japoneses de países como Bolivia, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México [cita requerida], Puerto Rico, Nicaragua, Panamá y Venezuela.