Pedro Rosas y Belgrano

El general Manuel Belgrano —que fue soltero toda su vida— tuvo algunos romances, entre los cuales dos que le dieron descendencia.Fue inmediatamente adoptado por su tía materna, Encarnación Ezcurra, a la sazón recién casada con el estanciero Juan Manuel de Rosas.Más tarde lo acompañó en ese mismo cargo en la campaña al desierto de 1833.Era, además, el encargado de entregar los regalos y víveres a los caciques Painé, Pichún, Catriel e Ignacio Coliqueo.En la capital se supo que había grupos en el sur de la provincia que aún seguían obedeciendo al gobierno porteño, pero no tenían cohesión ni podían establecer contacto con la capital.Por eso el gobernador Manuel Pinto envió a Rosas con unos pocos acompañantes al puerto del Tuyú.Pronto regresó hasta la costa del río Salado, a esperar una prometida expedición naval con armas y municiones, por lo que se instaló cerca de la desembocadura de este río.Allí estaban cuando aparecieron los federales, al mando del general Gregorio Paz; tan mal se había preparado, que tenía el río Salado a sus espaldas.La batalla de San Gregorio fue una verdadera catástrofe para los unitarios: murieron casi 1000 hombres, incluidos los coroneles Velazco y Acosta.Pero Lagos no quiso cumplir la orden y lo puso en libertad, quizá influido por una carta que Manuela Mónica Belgrano le entregara al general Lagos, pidiéndole por la vida de su hermano Pedro, "teniendo en cuenta su sangre".Dado que, legalmente, Pedro era hijo de Rosas, perdió todos sus bienes, once estancias en total.Enviado por Rosas y Belgrano, el coronel Federico Olivencia tomó la ciudad de Azul.El coronel debió huir por "tierra de indios", llegando hasta Rosario.