María Josefa acompañaba a su padre, al Consulado de Comercio, donde conoció a Manuel Belgrano, secretario del mismo, con quien inició una relación amorosa en 1802, cuando Manuel tenía 32 años y María Josefa, 17.
El esposo falleció años más tarde, quedando María Josefa como su única heredera.
Cuando llegó a San Miguel de Tucumán, el general estaba en Jujuy y hacia allí fue la joven porteña.
María Josefa acompañó a Manuelita Rosas (hija de Juan Manuel) en actos y fiestas, y atendió a la gente del pueblo que tenía afinidad con el gobierno.
Vivió muchos años en una casa de la calle Adolfo Alsina 455, que actualmente pertenece al Buenos Aires Museo.