El palacio recibió la declaración de Monumento Histórico Artístico en 1941,[2] junto con la iglesia de San Francisco Javier, anexa a la edificación, y las dos plazas situadas en la parte delantera y trasera.
Fue una iniciativa industrial pionera en España, que seguía, en buena parte, las corrientes del colbertismo,[3] como se denomina al pensamiento político-económico de Jean-Baptiste Colbert, ministro del rey francés Luis XIV.
Durante la guerra civil española el palacio quedó en la zona republicana y acogió a los prisioneros del Bando sublevado que trabajaron en la construcción del denominado "Ferrocarril de los cuarenta días".
La torre es el elemento que reúne los mayores motivos ornamentales, junto con la portada principal, presidida por el relieve de un león, que sostiene en sus fauces un tablero ajedrezado, en alusión al escudo heráldico del Valle de Baztán (Navarra).
[11] La entrada está enmarcada por el típico baquetón madrileño, columnilla cilíndrica característica de la arquitectura gótica, que bordea su contorno con esquinas dobladas.
Este esquema se repite en las ventanas de la fachada principal del palacio, orientada al oeste, si bien con un menor grosor en el baquetón.
El interior se distribuye alrededor de un patio rectangular, con un pozo en su parte central.