Una leyenda local también vincula el nombre de Orotina con el del rey Orontes.
El poblado tenía como centro comercial al vecino caserío San Mateo, hacia el noreste.
Otros fundadores del cantón de Orotina, fueron los señores Gregorio y Jacinto Hernández, Julián Cordero, José María Vargas, José María Chaves, Santos Arce, Primo Vargas, Juan Chavarría y otros más.
Esta actividad, junto con la explotación de maderas, cultivos y ganadería atrajeron a nuevos vecinos, casi todos extranjeros, como los señores Desanti, Barth, Cercone, Ferrero, De Lemos, Marichal, Giustiniani, y Rudín.
La construcción de la iglesia comenzó en 1893, en un terreno donado por Primo Vargas Valverde, el cual fue bendecido tres años después.
La anchura máxima es de veinticuatro kilómetros, en dirección noreste a suroeste, desde la confluencia de las quebradas Concepción y Fresca hasta unos ochocientos metros al suroeste del cerro Guacuca, sobre el curso del río Jesús María.
Es notable la grande y variada producción de frutales (piña, melón, sandía, aguacate, marañón, guanábano, mango, jocote, mamón, papaya, zapote, naranja, banano, limón, pejibaye, caimito, tamarindo, mandarina, nance, etc), la cual ha hecho famoso al cantón, organizándose todos los años una Feria Internacional de las Frutas.
La mayor parte de la población laboral del cantón está compuesta por asalariados.
Existe un pequeño porcentaje de gente con mayores recursos (comerciantes y finqueros).
Otra fuente económica es el turismo, ya que Orotina se encuentra al paso de las principales carreteras que conectan el Valle Central con el Pacífico Central de Costa Rica.