Naegleria fowleri

Pertenece al filo Percolozoa y puede encontrarse en forma de trofozoíto (activo) o quiste (vegetativo).

[cita requerida] En su primera etapa, la de trofozoíto o ameboide, su aspecto es cilíndrico, irregular y alargado, con uno de sus extremos ancho y el otro romo; en la porción anterior forma un área contráctil (pseudópodo) que comprime su citoplasma promoviendo la locomoción.

Su morfología es piriforme, con dos flagelos largos en la porción más ancha, con los que se mueve formando círculos.

[cita requerida] Cuando el ambiente es desfavorable, el trofozoíto puede transformarse en el tercer estado, un quiste esférico de 15 a 35 μm de diámetro que presenta una doble pared con dos o tres poros, por lo que puede resistir el ambiente hostil.

[cita requerida] En América Latina, se han registrado casos en Brasil, Colombia, Venezuela, Perú, Chile; en Argentina en febrero del 2018, se detectó el caso mortal de un niño y en el 2020 se han registrado tres casos, el primero de ellos mortal, de menigoencefalitis amebiana primaria (MAP) en Costa Rica, que afectó a un joven.

[cita requerida] La meningoencefalitis amebiana primaria es una enfermedad aguda y rápidamente mortal que se produce en niños o adultos jóvenes previamente sanos que refieren el antecedente epidemiológico de haber nadado o buceado en piscinas climatizadas o lagos artificiales poco tiempo antes, si bien se han descrito algunos casos de meningoencefalitis amebiana sin este antecedente.

Los síntomas principales son cefalea, anosmia, fiebre (que suele ser superior a los 40 °C), obstrucción nasal, náuseas y vómitos en escopetazo.

La muerte se produce a la semana del inicio de los síntomas por paro cardiorrespiratorio y edema pulmonar.

[cita requerida] La enfermedad que produce en humanos se conoce como meningoencefalitis amebiana primaria (MAP).

Puede luego irse situando en el sistema nervioso central (cerebro, meninges) produciendo necrosis de los bulbos olfatorios.

[cita requerida] N. fowleri puede crecer en varios medios líquidos axénicos (es decir, en los que no hay ningún otro organismo vivo) o en placas con pocos nutrientes con bacterias.

[2]​ Como el tratamiento precoz es fundamental para maximizar las posibilidades de supervivencia, también se suele recurrir al diagnóstico etiológico, mediante la búsqueda al microscopio de la ameba en el líquido cefalorraquídeo y su posterior identificación, ya que difiere bastante de la otra ameba parásita que puede encontrarse en el líquido cefalorraquídeo (del género Acanthamoeba) tanto en clínica como al microscopio.

[cita requerida] Suele emplearse una sustancia antiparasitaria llamada miltefosina para tratar a los pacientes.