Todavía esto es una leyenda que divierte a los habitantes fronterizos; actualmente Couesnon no define la frontera entre Normandía y Bretaña, frontera que se sitúa a algunos kilómetros al oeste de Couesnon.
Un viejo dicho local recuerda este acontecimiento: Las mareas espectaculares de la bahía (hasta 14,5 metros de altura, dos veces al día) contribuyeron mucho a hacer del monte una fortaleza inexpugnable.
Un nuevo proyecto para eliminar los sedimentos que han modificado los flujos marinos en la bahía se llevó a cabo para devolver su anterior insularidad al roquedo, los trabajos se iniciaron en 2005 y fueron finalizados en 2015.
[3] Entre otras cosas, se ha construido una presa para regular las aguas del río Couesnon, nuevos aparcamientos para los visitantes a cierta distancia, la carretera-dique fue reemplazada por un puente-pasarela y el turismo accede a pie o en transporte especial organizado.
En estos tiempos ya existía un gran megalito, y los galos emplazaron un cementerio a su alrededor.
Los orígenes de la abadía actual deben situarse en torno a los siglos VIII o IX.
El nombre en latín durante la Edad Media era Mons Sancti Michaeli in Periculo Mari.
En 1204, guerreros bretones dirigidos por Guido de Thouars incendiaron el Monte Saint-Michel.
Se mantuvo inexpugnable, ya que los ingleses no pudieron conquistarla a pesar de sus continuos ataques.
Sólo se encontraban una docena de monjes y muchos edificios amenazaban ruina.
Se hace entonces una prisión donde son encarcelados, desde 1793, más de trescientos sacerdotes que niegan la nueva constitución civil del clero.
Al final del siglo, varios hoteles se establecieron en el Monte.
En la actualidad hay tres millones de visitantes anuales, sólo un tercio va a la abadía.