La abadía está clasificada como monumento histórico desde el año 1862[1] y desde 1979 el sitio figura en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco como parte del Monte Saint-Michel y su bahía.Durante esta misión, en marzo de 709, tuvo lugar supuestamente un maremoto[n. 2][8] que inundó y anegó el bosque de Scissy que rodeaba al monte, convirtiéndolo en una isla.Las primeras pequeñas edificaciones pronto resultaron insuficientes y en la época carolingia se levantaron edificios de mayores dimensiones, en torno a los cuales se distribuyeron las celdas individuales de los religiosos.Carlomagno escogió al arcángel san Miguel como protector de su imperio en el siglo IX y trató de renombrar el lugar como «Mont Saint-Michel», pero durante toda la Edad Media se le siguió llamando «Mons Sancti Michaelis en periculo maris», en alusión a Tombelaine.Tras la muerte del emperador, aprovechando la desunión existente entre sus hijos, se sucedieron redadas e incursiones vikingas en la zona y finalmente llegaron al monte en 847; los monjes abandonaron el lugar.La abadía benedictina alberga maravillas arquitectónicas construidas en estilos carolingio, románico y gótico.En 1421 se derrumbó el coro románico y fue reconstruido en estilo gótico entre los años 1446-1523 (con una interrupción de 1450 a 1499).Tras un incendio en 1776, se decidió demoler los tres tramos occidentales de la nave y en 1780 se construyó la fachada clásica actual; desafortunadamente, las estructuras en los cimientos necesarios para edificarla dividieron en dos partes a Notre-Dame Sous-Terre.La abadía de Mont Saint-Michel se divide en dos partes: la iglesia abacial y la «Marvelle», es decir, la zona donde vivían los monjes.Vista desde el exterior, en su lado norte, se observa la fachada, que corresponde a la parte gótica.Plantas medicinales, hierbas aromáticas y flores, en parterres encuadrados por cinerarias marítimas, simbolizan las necesidades cotidianas de los monjes en la Edad Media.