Tras su liberación en 1854, prefirió exiliarse a los Países Bajos donde pasó el resto de su vida.
Junto con Auguste Blanqui, es considerado uno de los revolucionarios románticos más emblemáticos del siglo XIX francés.
Tras las revueltas republicanas y obreras de abril de 1834[1] en las que la Sociedad desempeñó un papel destacado, fue detenido y encarcelado en París por primera vez, pero fue liberado a los cinco meses.
Publicaron una proclama apoyada por personalidades republicanas (entre ellas, la escritora George Sand) lo que les valió ser juzgados por ofensa al tribunal.
Tras su liberación, Barbès se quedó algún tiempo en Carcassonne con su familia, donde escribió el panfleto que fue su única aportación a la literatura revolucionaria: Quelques mots à ceux qui possèdent en faveur des Prolétaires sans travail (Algunas palabras para los que poseen a favor de los proletarios sin trabajo).
Perseguidos por los soldados, se retranquean tras unas barricadas que levantan en la isla de la Cité.
En el juicio, negó su culpabilidad en la muerte del militar y rehusó defenderse, dando por sentado que era inútil.
Grupos de obreros y empleados intentaron manifestarse delante de la Asamblea Nacional con el mismo propósito, y Victor Hugo escribió la misma noche al rey Luis Felipe.
Se prohibía todo contacto entre los detenidos, que estaban sometido a un aislamiento total.
Estos exigían un programa social más desarrollado, pero sobre todo pedían que se retrasaran las elecciones generales a la Asamblea Nacional Constituyente por temor a una victoria conservadora o monárquica.
El gobierno provisional acababa de decretar que las elecciones fueran por sufragio universal masculino, y los republicanos radicales consideraban que aún era prematuro dado que no quedaba tiempo para informar sobre la situación actual a los campesinos (3/4 del electorado), tradicionalmente ligados a la Iglesia, los notables locales y la nobleza, y alejados de los acontecimientos urbanos.
[5] Barbès fue elegido diputado por el departamento de Aude y se sentó en los bancos de la Montaña, pero ocupó su escaño pocos días y no participó a ninguna votación importante.
Bajo el pretexto de presentar una petición invitando al gobierno a implicarse en la liberación de Polonia, los clubes parisinos habían convocado a una manifestación que invadió ese día la Asamblea Nacional.
Los historiadores discrepan sobre los motivos que le llevaron a cambiar de actitud para encabezar a los manifestantes junto a Blanqui, conduciéndoles al Ayuntamiento donde fue proclamada una nueva república más radical y se estableció la lista de los miembros del gobierno insurreccional (Blanqui, Ledru-Rollin, Albert, Louis Blanc, Huber, Thoré, Cabet, Pierre Leroux, Raspail y Armand Barbès).