El mito ha sido considerado como demasiado idiosincrático por la falta de evidencias y ha recibido numerosas críticas por sus contemporáneos, que prefieren considerarlo como una sofisticada versión poética más que mitológica o cultural.
No obstante Graves proporciona numerosas fuentes dispersas por lo que su teoría es digna de estudio.
[1][2] En el principio Eurínome, la diosa de todas las cosas, surgió desnuda del Caos, pero no encontró nada sólido en qué apoyar los pies y, en consecuencia, separó el mar del firmamento y danzó solitaria sobre sus olas.
[4] Luego Eurínome asumió la forma de una paloma aclocada en las olas, y a su debido tiempo puso el huevo universal.
El nombre de la diosa madre Eurínome significa «amplio vagabundeo» y es el equivalente al nombre de la deidad sumeria Iahu («paloma eminente») que luego pasaría a Jehová como creador.
Los titanes y las titánides («señores») tenían sus equivalentes en la astrología babilonia y palestina primitiva, en la que eran deidades que regían los siete días de la semana planetaria sagrada; y pueden haber sido introducidas por los cananeos o hititas, colonia que se estableció en el istmo de Corinto a comienzos del segundo milenio a. C., o también por los helenos primitivos.