[2] Tras militarizarse, la CNT del Centro (que es como se conoce a la federación regional de la CNT en Madrid, Castilla-La Mancha - Castilla La Nueva, en 1936 - y parte de Castilla y León) tendría aún una gran influencia entre sus afiliados que combatían en el Ejército Popular Republicano.
Ese mismo día los sindicatos UGT y CNT declaran la Huelga General Revolucionaria.
Esos primeros 5.000 fusiles son la base del futuro ejército de milicias que controlarán los frentes madrileños durante los siguientes meses.
En torno al cuartel de la Montaña hay unas mil personas a medio armar.
El 21 de julio parten las primeras milicias para romper el cerco al que se ve sometido Madrid.
Parten inmediatamente por la carretera de Zaragoza hasta que se encuentran con una columna republicana dirigida por Francisco Jiménez Orge, que se queda a 80 km del frente mientras los milicianos intentan llegar lo más lejos posible, por la carretera de Zaragoza.
Luego, cuando el Comité de Defensa tiene armas para una centuria o un batallón, lo arma y lo envía al frente.
[4] Para mandar la primera columna que se organiza, la CNT elige (en estos días pueden hacerlo) al teniente coronel Del Rosal.
Retroceden hacia Sigüenza que recibe un fuerte ataque de los sublevados, aunque los milicianos resisten.
En esta columna también participarán anarquistas, sobre todo extremeños, con los que Riquelme no se llevará bien, debido a su indisciplina.
La CNT organiza en el Ateneo Libertario del Sur una milicia llamada Águilas de la Libertad.
Mientras tanto los anarcosindicalistas en Madrid organizan hospitales: en el Frontón Recoletos y en el Ateneo Libertario Delicias.
Por ejemplo en la Columna Mangada se juntan unos mil anarquistas con otros republicanos o socialistas.
Aunque no tomaron la ciudad sí que se adentraron en territorio enemigo más de 50 kilómetros.
Sin embargo el frente de Extremadura se hunde y el gobierno tiene que tomar medidas más serias.
A su flanco izquierdo (y en la otra orilla del Tajo) estará la Columna Andalucía-Extremadura.
Sin embargo también hay en Madrid numerosos extremeños y andaluces, que el Comité de Defensa engloba en esta columna.
Esta columna llegará hasta Navamorcuende, provincia de Toledo, y combatirá en el Valle del Tiétar.
Con los refuerzos, muchas veces improvisados, que la columna recibe, organizan los siguientes batallones: Francisco Ferrer, Orobón Fernández, Manuel Pau, Noi del Sucre, Bakunin y Rafael Casado.
Una parte de la columna (1000 hombres) volverá a Madrid cuando ésta sea cercada por las tropas franquistas.
Se pretendía ahora formar columnas de cierta 'entidad', es decir, numerosas y bien armadas que pudieran contener al enemigo con garantías.
Por un lado los afiliados al Sindicato de la Construcción se apuran para construir fortificaciones.
En estos enfrentamientos pierde la vida Ramos, que estaba al mando de la columna.
La columna será asignada a la posición del Hospital Clínico que es atacado justamente en esos días.
En Madrid, la idea de la militarización (desde la CNT) se acepta mucho antes que en otros lugares, como Aragón, Cataluña o Valencia.
En el periódico CNT se escribe: "La confederación da una vez más el ejemplo unificando sus columnas.
Ahora esperamos que nuestra labor sea superada, por la constitución de la milicia y del mando único -Ejército regular, dicho sea en otras palabras- según la voluntad y el deseo de toda la España antifascista".
Ésta fue atacada duramente en los primeros días del año 1937, produciéndose una gran desbandanda en el bando republicano.
La CNT forma la columna Espartacus a partir de militantes andaluces, murcianos y alicantinos.
Allí resultarán diezmadas en el asalto al Cerro del Pingarrón junto con una brigada internacional.