En el siglo IX los lamtuna se aliaron con otras tribus y establecieron la confederación Sanhadja.
El líder de la tribu Gudala trajo al teólogo musulmán ibn Yassin.
Esta situación cambiara con la llegada de los europeos que desviarán el comercio hacia la costa.
Francia recuperaría el control en 1815 cuando se le adjudicaría la región en la conferencia de Viena.
Lo que ahora es Mauritania era una zona de sabana seca durante la antigüedad clásica, donde tribus independientes como los Pharusii y los Perorsi (y los Nigritae cerca del río Níger) tenían una vida seminómada frente a la creciente desertificación del Sahara.
Del total, unos 300 km² están formados por agua contenida en pequeños lagos y oasis.
La influencia occidental fue tardía por lo que no influyó en la estructura social tradicional del país.
Esta primera ola de invasores bereberes subyugó e hizo vasallos a aquellos Bafour que no huyeron hacia el sur.
En el siglo XVI, la mayoría de los negros habían sido empujados al río Senegal.
Esta guerra la perdieron los Sanhadja; los bereberes se vieron obligados a abandonar la espada y convertirse en vasallos o esclavos de los grupos árabes.
Todos estos grupos, cuyo idioma era el árabe Hassaniya, se conocieron como maures.
[10] En el siglo VIII llegaron a tierras Mauritanas la tribu bereber de los Lemtuna.
Junto con otros dos importantes grupos bereberes, los Messufa y los Gudala, establecieron la Confederación Sanhadja.
La capital sería Aoudaghast (ubicada al sur del actual país), desde donde los Lemtuna controlaban la confederación y las rutas occidentales de comercio.
Gracias al comercio estas ciudades se convirtieron en importantes centros comerciales y políticos.
El cronista árabe del siglo XI Al-Bakri describe Aoudaghast como una gran ciudad con una gran mezquita y varias más pequeñas, rodeada de grandes áreas cultivadas bajo riego con una población entre 5000 a 6000 habitantes.
Otra importante ciudad comercial mauritana de la Confederación Sanhadja fue Chingueti, más tarde un importante centro religioso y que daría el nombre al país en tiempos previos a la colonización francesa.
Él y algunos de sus seguidores se retiraron a un lugar apartado donde construyeron una rábida (centro religioso fortificado, ribāṭ).
En 1042, los al-murābiṭūn (hombres de la rábida), como se llamó a los seguidores de Ibn Yassin, lanzaron una yihad, o guerra santa, contra los no creyentes y herejes entre los Sanhadja, comenzando lo que luego se conocería como el movimiento almorávide.
Luego, reuniendo a los otros grupos bereberes, los almorávides lograron recrear la unidad política de la Confederación Sanhadja añadiéndole un propósito religioso.
[12] En Mauritania, Abu Bakr dirigió a los almorávides en una guerra contra Ghana (1062-1076), que culminó con la captura en 1076 de Koumbi Saleh.
[12] Durante un corto tiempo, la dinastía mauritana de Sanhadja del Imperio Almorávide controló un vasto territorio que se extendía desde España hasta Senegal.
Ghana alcanzó su apogeo en los siglos IX y X dominando sobre los bereberes de Sanhadja.
A fines del siglo XIII, el Imperio de Malí se extendía sobre la parte de Mauritania anteriormente controlada por Ghana, así como sobre las regiones sahelianas restantes y el valle del río Senegal.
La costa inhóspita de Mauritania disuadió a los viajeros hasta que los portugueses comenzaron sus exploraciones africanas en el siglo XV.
La dinastía Saadí conquistó gran parte del interior sahariano pero no mostró interés en expandir su territorio hacia el oeste.
Los portugueses establecieron una fortaleza comercial en Arguin, al sureste de Cap Blanc (actual Ras Nouadhibou), en 1455.
Debido al ligero éxito en su búsqueda de oro, los portugueses prefirieron tratar con esclavos.
En 1638, fueron reemplazados por los holandeses, que fueron los primeros en comenzar a explotar el comercio de goma arábiga.
Así comenzó el coutume, un pago anual esperado por los Maures para hacer negocios con un gobierno o una empresa.