Maravedí

Su valor estaba vinculado al marco, una unidad de peso utilizada en Europa Occidental durante la Edad Media.El maravedí tiene sus raíces en la moneda musulmana conocida como “marawarid” que circulaba en la España islámica durante la Edad Media.Con la expansión de los reinos cristianos en la Reconquista [2]​ la moneda continuó siendo utilizada, aunque su valor variaba a lo largo del tiempo y la región.Tras la Reconquista el maravedí experimentó una transformación significativa que adaptó a la economía cristiana.Se ha pretendido resolver esta laguna histórica, en aparente disyuntiva, suponiendo que los textos primitivos de tales documentos están alterados, pues los que han llegado a nosotros son copias posteriores, y que los precios o multas se consignaron transliterados a las monedas corrientes de cuando se hicieron estas copias, pero sea como fuere, lo cierto es: Los documentos son tan abundantes que apenas hay fuero o escritura de los tiempos de Alfonso VIII hasta Fernando III el Santo, que no hablen de maravedises, como superior moneda corriente: Durante la Edad Media, el maravedí fue acuñado en diversas denominaciones y materiales, siendo la plata la más común.Con el tiempo, la plata se convirtió en el metal principal para la acuñación de maravedíes.Estos fueron emitidos en varias denominaciones y estuvieron en circulación durante períodos significativos.Tenía pues que desaparecer el maravedí y ser sustituido por otra áurea moneda, que fuera divisora del nuevo tipo ponderal, entonces y por esta razón, apareció la dobla, moneda algo equivalente, aunque superior al maravedí, que desde el momento de su aparición representaba la cincuentava parte del marco de Colonia, cuyo peso medio era de 4,50 gramos, 0,65 más que el maravedí.La dobla quedó desde entonces como el tipo de la moneda superior de aquel tiempo pesando la cincuentava parte del marco, venía a representar el papel del maravedí, al que sustituía, lo que antes se había contratado por maravedises, desde entonces debía valorarse por doblas, pero no por esto se eliminaba el sistema de los maravedís, aún se seguía contando por ellos.El primer modelo monetario no presenta más que el cambio de la moneda de oro que siendo antes el maravedí almorávide perpetuado por las distintas taifas es ahora adoptado por el reino castellano al verse obligado a acuñar su propia moneda forzado por las circunstancias.[10]​ Esta misma subdivisión está presente en el fuero de Santa María de Cortes (1182, enero): «Item omnes soldi qui pectati fuerint per calumnia vel per coto V. computentur pro morbetin vno».[14]​ Las equivalencias correspondientes para este nuevo sistema monetarios eran las siguientes: No se dispone del tipo de cambio oro/plata existente en Castilla en esos momentos, pero si de algunos datos correspondientes al mundo musulmán del Mediterráneo occidental que vienen a coincidir o a ser muy cercanos a las circunstancias político-económicas que no varían sustancialmente respecto al período anterior y el oro africano continuó afluyendo hasta Europa por intermedio del imperio almohade sin interrupciones de relevancia.Suponiendo estables todos los parámetros oficiales del período anterior el nuevo sistema monetario se definió por las siguientes fórmulas.Este nuevo dinero cuya relación con el maravedí ha variado, ya no se cambia por cinco sino por siete sueldos y medio.Su nacimiento tendría lugar en 1217 en las mismas Cortes en las que se efectuó su coronación.[29]​ Su inmediato antecesor Enrique I ya había actuado de esta forma.Sus maravedís son prácticamente idénticos a los de Alfonso VIII y de hecho incluso se mantuvo la inscripción «ALF» que recuerda a este primer rey que los acuñó.La única licencia que se permitieron los monederos enriqueños fue la inclusión de las fechas correspondientes a su reinado.Se observa que la fineza de estas monedas concuerda con la asignada.Su emisión se utilizaría en sus relaciones económicas con el mundo musulmán, tanto andalusí[33]​ como norteafricano.[35]​ Con el tiempo no se consideró suficiente el beneficio obtenido y cada vez más se recurrió a lo largo del siglo XIII a la falsificación pura de estas monedas reduciendo considerablemente la cantidad de plata presente en las mismas.Se buscaba simplificar y dejar atrás la vieja y compleja contabilidad en maravedíes, más propios del medievo que del siglo XIX d. C. Para ello se estableció que un maravedí valiera 3 céntimos de real y que 17 maravedís fueran equivalentes a medio real o 5 céntimos de escudo (en vez de 5,1).