[4] Los autores griego Plutarco y Apiano recogieron información importante sobre Cinna en sus respectivas obras; el primero incluyó en sus Vidas paralelas las biografías del principal enemigo, Sila, y de su aliado, Mario; por su parte, Apiano dedicó mucha atención a Cinna en su Historia romana, en los capítulos 64 a 78 del primer libro de las guerras civiles.[9] En la historiografía, Lucio Cornelio aparece en varias obras generales sobre la historia de la República romana.[10] Además, el investigador ruso A. V. Korolenkov escribió un artículo sobre la relación entre Cinna y los Cecilios Metelos.[29] Se desconoce cómo Cinna pudo participar en estos acontecimientos y tampoco hay información precisa sobre los posibles vínculos entre Lucio Cornelio y los partidarios de las facciones enfrentadas, por lo que algunos estudiosos han sugerido que no existieron tales vínculos.[34] Por sus méritos militares, Lucio Cornelio ocupó un lugar destacado entre los candidatos a cónsules del año siguiente, el año 87 a. C. Sila, quien organizó la elección, era impopular a ojos del pueblo romano, por lo que su candidato Publio Servilio Vatia perdió las elecciones.En consecuencia, Cinna y el plebeyo Cneo Octavio se convirtieron en cónsules,[35] según una hipótesis, debido a su neutralidad.[20] Sila, cuya posición en Roma era bastante precaria, aparentemente no se atrevió a interferir en el proceso electoral.[20] Probablemente, Sila percibió el peligro potencial que representaba Cinna,[37] ya que consideró necesario, para minimizar la probabilidad de nuevos conflictos después de su partida a la guerra con Mitrídates, obtener un juramento específico con él: Las fuentes no mencionan a Cneo Octavio en relación con esta historia, pero existe la suposición de que el juramento fue prestado por ambos futuros cónsules, ya que exigir tal juramento sólo a Cinna habría sido demasiado radical y humillante para él.[42] En cualquier caso, Sila ignoró la acusación y en la primavera de ese mismo año cruzó los Balcanes con su ejército.Con Octavio al frente de la República, Cinna se dedicó a buscar nuevos aliados políticos.Los estudiosos han sugerido que quizás este episodio fue inventado más tarde por los enemigos de Cinna.[51] Este último, en consecuencia a estos hechos, siendo todavía cónsul, huyó de la ciudad.[57] Cuatro ejércitos comandados por Cinna, Mario, Sertorio y Cneo Papirio Carbón rodearon Roma con el objetivo de hacerse con ella.En el primer encuentro entre Metelo Pío y Cinna los soldados, en lugar de luchar, empezaron a animarse mutuamente; entonces Metelo Pío se retiró y pronto empezó a negociar con Lucio Cornelio.Situado en el cerro del Janículo, sentado en la silla curul, con traje consular, esperó la muerte de quien había sido su colega; Cayo Marcio Censorino cortó la cabeza del cónsul y se la entregó a Cinna, quien la colgó en el foro, frente a los rostra.[64] Es en este momento, según los autores antiguos, cuando comenzó el terror en toda la ciudad: los enemigos de Cinna y Mario eran asesinados sin piedad, sus cuerpos eran maltratados y las cabezas de los senadores asesinados se exhibían en los rostra.[65] Cinna, sin embargo, según Plutarco, «siendo ya muchos los que habían perecido, se mostraba cansado y fastidiado con tanta muerte».[71] Además de Octavio y Mérula, fueron asesinados Quinto Lutacio Cátulo, Marco Antonio el Orador, Publio Licinio Craso, Lucio Julio César, Cayo Julio César Estrabón Vopisco y Quinto Ancario.En palabras de Cicerón, «los hombres más ilustres fueron asesinados, y las luces del estado se apagaron».Si bien el propósito de esta campaña no se conoce con exactitud, Plutarco[88] y Apiano[89] escriben que la tarea formal de Lucio Valerio era la guerra contra Mitrídates VI, y la real la guerra con Sila; pero para esto Flaco tenía muy pocos efectivos.Según Memnón de Heraclea, Flaco debía actuar conjuntamente con Sila si este reconocía la autoridad del Senado romano.Por último, la historiografía sugería que Lucio Valerio, según el plan original, debía trasladarse a Asia para asestar un golpe decisivo al Ponto mientras Sila se mantenía ocupado en Grecia.Sin embargo, los soldados, obviamente, no querían pelear contra sus conciudadanos y, además, el mar estaba demasiado agitado para un cruce tranquilo.Uno de los escuadrones fue sorprendido por una tormenta y los soldados supervivientes se dispersaron hacia sus hogares.[95] Según Plutarco, el motín comenzó porque los soldados sospechaban que Lucio Cornelio había matado al joven Cneo Pompeyo.[98] En el momento de su muerte, Lucio Cornelio estaba casado con una mujer llamada Annia.[103] F. Müntzer sólo considera cercanos a la realidad los testimonios sobre su personalidad que dejaron sus contemporáneos más jóvenes, principalmente Marco Tulio Cicerón,[104] quien hablaba sobre su crueldad,[105] mientras explica los horrores sufridos durante el terror mariano.[104] Theodor Mommsen calificó a Cinna de «burdo sujeto, guiado únicamente por el más bajo egoísmo».Sugiere que durante el «terrible terror» mariano en Roma, Cinna careció de valor para detener a su aliado.