Los idus de marzo (novela de Valerio Massimo Manfredi)

Relata los ocho días anteriores a los idus de marzo del año 44 a. C. y transcurre en el territorio que abarca desde la Galia Cisalpina hasta Roma.Después del Epílogo, Massimo enumera los principales lugares de Roma: Listados según van apareciendo en la novela.Antistio manifestó que le preocupaba la frecuencia de los ataques, el último había ocurrido hacía solo dos semanas.César continuó hacia el Capitolio donde lo esperaba una pequeña multitud compuesta por algunos senadores y gente del pueblo que deseaba que después del sacrificio se distribuyera entre ellos la carne de la víctima, un cordero de tres o cuatro meses con cuernos recién iniciados.Hundió sus manos en las vísceras del cordero y con una mirada de espanto le dijo a César que no encontraba el corazón, era un presagio terrible.César le contestó que esa versión era falsa y luego continuó: estaba sentado en la tribuna del Campo de Marte mirando los movimientos de los lupercos, entre ellos a Antonio, pero fue Licino quien se acercó y depositó la corona a mis pies.Si en lugar de combatir entre ellos hubieran peleado contra enemigos exteriores, Roma controlaría hasta la India y el océano oriental.El Descargador encendió fuego y mediante un gran disco de bronce transmitió una señal hacia un punto en los Apeninos.Ático le recomendó que se mantuviera al margen; él tenía información, nada concreto, pero digna de crédito.Antistio le manifestó que no podía entender a César, aun faltaba acabar con la pacificación de Hispania y Siria.Hasta ahora la obscuridad era total, observó una pequeña luminosidad que con el tiempo se convirtió en la pálida luz de la luna.No lo conocía y al salir vio a un hombre que desde una esquina le hacía señas.Se identificó como Rufo y que cumplía una misión para el cuerpo de informadores, órdenes del estado, urgentes.Entró en el edificio vacío y se sentó en un banco pegado a la estatua de la diosa.Llegó el posadero y le confirmó que los dos tenían un aspecto patibulario, probablemente eran asesinos a sueldo.Publio pagó por un nuevo caballo y las honras fúnebres para el Descargador, Se dirigió al lugar en que estaba la barca del Arno.Porcia le dijo que Servilia podría ponerlo en guardia e incluso revelarle la conjura, ella lo sabía todo.César se sentó y le dijo que como pontífice máximo era el custodio de los libros sibilinos.Había hecho señales para que se interceptara a dos speculatores en la vía Flaminia y en la Cassia.Al jefe del puesto se le ocurrió que además enviaría un hombre para detener la orden.Pullus estaba esperando cuando vio venir a Rufo y luego el segundo jinete, Vibio.César comentó que quería retirarse temprano esa noche porque al día siguiente tenían la sesión del senado.César la tranquilizó y le mostró que la estatua estaba como de costumbre en su sitio, había sido una pesadilla.Aún no terminaba de hablar cuando se acercó Décimo Bruto y preguntó qué sucedía.El muchacho llegó al cortejo que acompañaba a César cuando estaba entrando al Campo de Marte pero no pudo acercársele, el gentío era inmenso, entonces se dirigió a la Domus donde le dijeron que Antistio había salido.Momentos después Porcia se recuperó pero nadie le informó que la noticia de su muerte había sido transmitida a Bruto.Llegó un mensajero preguntando por Bruto y le informó de que Porcia estaba muy mal, quizás muerta.César gritó y con su estilo traspasó el brazo del atacante pero ya estaba rodeado por los conjurados quienes le asestaron múltiples golpes.Antonio le explicó a Casio que todo debería arreglarse, propondría una amnistía para los conjurados y se les asignarían cargos de gobierno a cambio pidió que le dejaran celebrar el funeral de César.Un actor declamó los versos de un gran porta: "¡yo les perdoné a ellosla vida para que pudieran quitarme la mía!"
La muerte de Julio César
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Río Arno
Río Reno
El río Tíber
Calzadas romanas en Italia.
Las siete colinas de Roma
Casa de las Vestales
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Puente sobre el río Tíber en Roma
La curia de Pompeyo en Roma