No era simplemente un teatro, sino que el complejo contaba además con un enorme peristilo rectangular decorado con estatuas en exedras, así como con un espacio destinado a encuentros públicos.
Esta particularidad del templo ha sido interpretada por algunos especialistas como una estrategia para evitar que tal edificio fuera considerado una simple extravagancia personal.
88) y otros autores antiguos fue tapiada como lugar nefasto, siendo el espacio convertido más tarde en unas letrinas públicas.
El recinto finalmente era cerrado por un frente de escena de mucha mayor entidad que en los teatros griegos, lo cual mejoraba la acústica del recinto y además permitía controlar el acceso al mismo.
Los escasos restos del templo propiamente dicho se encuentran en el subsuelo de la Via di Grotta Pinta, y algunas bóvedas también pueden observarse en sótanos y restaurantes de esta misma calle.