Libelo (género literario)

En la época moderna, el término tomó un sentido más restringido, designando Así, a partir del siglo XVI, el libelo fue también un género literario, en muchos casos presentado y calificado como libelo difamatorio, injurioso, escandaloso, o clandestino, para mejor distinguirlo de la acepción anterior o primera.

El término libelo, según su etimología libellus : «libro pequeño», en el origen no implicaba una idea desfavorable, designando únicamente una exposición corta, rápida, precisa, concreta.

Una opinión similar es sostenida por Gabriel Naudé, en su obra de 1620 titulada Marfore ou discours contre les libelles: «Les libelles se vendent en secret, s’achètent bien cher, ne valent rien, et sont encore plus mal faits comme venant des mains d’une populace rude, ignorante et mal polie.»[7]​ Con la evolución del término «libelo», poco a poco el sentido de la acusación dominó en el concepto, y luego predominó la acusación escandalosa e incluso la mentira.

[8]​ Ordinariamente en prosa, los libelos en algún momento pueden ser escritos en verso y, en este caso, pueden ser difundidos en forma de canción.

Muchas canciones populares del Antiguo Régimen contra generales y ministros, no eran otra cosa que libelos.

No en vano en esa época se llamó gladiadores, a los escritores que rivalizaban sobre ciencia o sobre política.

[2]​ Las luchas filosóficas y literarias del siglo XVIII promovieron distintos tipos de libelistas : Élie Fréron, Simon-Nicolas-Henri Linguet, Claude-Adrien Nonnotte, Laurent Angliviel de La Beaumelle, Pierre-Louis Manuel, etc. Y expuesto a tantos anónimos difamatorios, Voltaire no temió pagar con la misma moneda a sus enemigos.

Paul-Louis Courier y Louis Marie de Lahaye Cormenin fueron los más célebres panfletistas del siglo XIX.

Libelos y panfletos con frecuencia fueron perseguidos por la ley, aunque con resignación e impotencia cuando la opinión pública les apoyaba.

El Gazetier cuirassé , libelo de Théveneau de Morande .