A pesar de haberle proporcionado una gran cultura, Scarron la dejó en cambio sin un céntimo.
En 1673, una vez legitimados los dos primeros hijos de Montespan, Madame Scarron se trasladó a Versalles con los niños.
Al mismo tiempo que se alejaba de la amante oficial, Luis XIV se dejaba cautivar por el encanto de la gobernanta, dulce y siempre dispuesta tanto como la otra era una belleza egoísta y colérica.
El matrimonio siguió siendo secreto, pero después de un tiempo la corte empezó a murmurar: Ezequiel Spanheim, embajador de Brandeburgo escribía: Se la atribuyó una gran influencia sobre el rey y la corte, que perdieron fastuosidad al ser ella toda rigor y austeridad.
Memoriosa de sus propias privaciones juveniles, en 1686 fundó en Saint-Cyr (renombrado por ello, más tarde, Saint-Cyr-l'École), la Maison royale de Saint-Louis, un colegio femenino en el que niñas nobles pero pobres eran educadas con vistas al matrimonio y su futuro en el mundo, que así cultivadas y no ignorantes les sería más venturoso.
Con la Revolución el colegio fue transformado brevemente en una escuela para hijos de oficiales (1790-1793), después en un hospital militar (hasta 1808), hasta que por fin se convirtió en la Escuela Militar Especial de Saint-Cyr.