Ladislao recibió un nombre muy poco común en la familia Anjou de origen francés, sin embargo, ya que esta misma había heredado el trono húngaro a comienzos del siglo XIV y se ligó estrechamente a la cultura húngara y en particular al culto del rey San Ladislao I de Hungría del siglo XI, este nombre se volvió popular, representando prestigio el hecho de ser asociado nominalmente con el reino húngaro y con el santo rey caballero.
Esta misma situación ocurrió casi medio siglo después cuando la reina consorte Isabel de Luxemburgo le dio el mismo nombre a su hijo, heredero del trono de Hungría, Ladislao el Póstumo.
Segismundo se vio forzado a escapar del reino e hizo renunciar a su esposa la princesa María, quedando la corona en manos de Carlos II que fue coronado el 31 de diciembre.
Ambas fueron encerradas en una torre y en 1387 la reina viuda Isabel fue estrangulada por uno de los hombres que la custodiaba.
Según la crónica del siglo XVI de Antonio Bonfini, Ladislao se comunicó con Segismundo pidiendo sus excusas por haber tomado el poder, y temiendo represalias rogó al rey húngaro que castigase a los nobles que lo habían invitado a ocupar el trono.
Este también fue un matrimonio corto, ya que la esposa murió un año después de la boda.
Los intentos de esclavizar por la fuerza a la princesa resultaron en vano, ya que las milicias del rey no consiguieron asaltar su castillo.
A pesar de los tres matrimonios, Ladislao no tuvo hijos legítimos.