Para ser coronado rey húngaro también tuvo serios inconvenientes, pues al poco tiempo después de nacer, la nobleza húngara encabezada por el Nádor de Hungría Lorenzo Hédervári llamó al rey polaco Vladislao III Jagellón para que ocupase el trono de Hungría, ya que un recién nacido con un regente que gobernase en su nombre no era una situación viable en ese momento.
Con esta estrategia pretendía presionar al nuevo rey húngaro Vladislao y a su protector, el comandante del ejército Juan Hunyadi, a que reconociesen al recién nacido Ladislao como el legítimo heredero del trono de Hungría.
En 1444 sucedió la cruenta batalla de Varna, donde Vladislao I murió, y el trono húngaro quedó nuevamente vacante.
La nobleza húngara lo apoyó, hallándose entre sus protectores los poderosos Nicolás Újlaki, el Nádor húngaro, y Ladislao Garai, el voivoda de Transilvania.
En la asamblea hizo acto de presencia Ladislao Hunyadi, el hijo mayor del fallecido héroe húngaro, prometiendo la entrega de Belgrado como propiedad real, y que no exigiría ningún territorio real administrado por su padre en vida.
Al mismo tiempo, Ladislao Hunyadi y su tío Miguel Szilágyi se dirigieron por vía fluvial hasta el rey.
Se presume que pudo haber muerto por peste bubónica, leucemia o por envenenamiento.