[9] El plan consistía en que los procuradores afiliados a la Isabelina apoyados desde las tribunas del público, cuyos asientos habrían sido copados por los afiliados a la sociedad, presentasen una moción para que el Estamento de procuradores se constituyese en Cortes presuntas.
Inmediatamente, secundando el paso dado por los procuradores, se formarían barricadas en las calles por los elementos civiles de la sociedad y los militares comprometidos se levantarían en armas al mando del general Palafox, que se proclamaría capitán general de Madrid.
[12] Aviraneta siempre rechazó esta acusación y sostuvo que la matanza de frailes no convenía a sus objetivos, que se habían visto al contrario perjudicados al alarmar y poner en guardia a la policía contra ellos.
[13] A los ocho días o poco después la mayor parte de los detenidos habían sido puestos en libertad,[14][15] gracias, al parecer, a las contradictorias y confusas declaraciones de Aviraneta, que tan pronto acusaba a los infantes Luisa Carlota y Francisco de Paula de estar implicados en la conjura como afirmaba que todo eran proyectos fantásticos imaginados por él o amenazaba con sacar a la luz documentos comprometedores, enmarañando de tal modo la investigación que el fiscal no pudo probar nada.
[17] Incómodo y desilusionado con sus antiguos amigos, que no hacían nada por aliviar su situación,[18] escribió al Gobierno denunciando una conspiración carlista en la cárcel y, aunque no se le diera entero crédito, logró la detención del alcaide y el traslado de los presos carlistas a la cárcel de la villa, ganando así en tranquilidad el tiempo que aún estuvo preso.