Juana de Valois (1464-1505)

El rey, su padre, se desilusionó mucho con su nacimiento, porque esperaba al tan ansiado delfín.

El rey, su padre, no la visitaba ni quería saber mucho de ella, pero como gran estratega político que era, comenzó a organizar la boda cuando Juana aún era muy pequeña.

Cuando su futura suegra la conoció, estuvo a punto de desmayarse al ver lo deforme que era la joven princesa.

El príncipe Luis no toleraba la presencia de su esposa, y ella sufría humillaciones continuas; vivía en Limieres la mayor parte del tiempo, aislada de la corte, y cuando su esposo forzosamente la visitaba, este se pasaba el tiempo cazando o persiguiendo mujeres.

El rey Luis XI quería herederos de esta unión e imponía a su yerno que cumpliera su deber marital.

Su esposo, que la había humillado y rechazado tantas veces, hizo celebrar en su honor grandes funerales.