Una vez más, sus padres se encomendaron a san Francisco de Asís y se comprometieron a que su hijo vistiese durante un año el hábito franciscano en un convento de esta orden, algo que era habitual en la Edad Media.
[2] A los 13 años una visión de un fraile franciscano le recordó el voto hecho por sus padres.
Pasado el año peregrinó con sus padres a Roma, Asís, Loreto, Espoleto, Montecasino y la ermita de Monteluco.
En Roma quedó escandalizado por el lujo de los altos dignatarios eclesiásticos y, según la tradición, le dijo al cardenal Cusano que Jesús no había tenido vestidos tan suntuosos.
Posteriormente se fue a otra cueva aún más aislada, en la costa del Mediterráneo.
Ese nombre hace referencia a que son "los últimos de todos los feligreses".
[6][7] Francisco siguió siempre esta dieta, que muchos católicos habían dejado de practicar en el siglo XV.
[9] Posteriormente, fray Baltasar se dirigió al pontífice para el reconocimiento por la Santa Sede.
A una persona a la que se le había curado una mano paralizada le dijo "Ve, barre tu casa, es decir, la conciencia, y se un buen cristiano".
Francisco se negó a ir pero el papa le envió dos breves para que fuese.
De ahí fue a Roma, donde fue recibido en varias audiencias por el papa Sixto IV, que le dijo que le comunicase varios asuntos al rey francés.
Posteriormente se dirigió a Génova, donde, según la tradición, profetizó que la orden tendría un monasterio en esta ciudad.
Francisco no pudo curarlo, pero estuvo con el rey hasta su fallecimiento, en agosto de 1483.
También Ferrante de Aragón aprovechó la visita para mejorar las relaciones con Francia.
Esto se llevó a cabo con su hijo, Carlos VIII, con el Tratado de Barcelona de 1493, gracias también a la participación del diplomático y fraile mínimo Bernardo Boyl.
[17] San Francisco de Paula nombró como vicario suyo en España a Bernardo Boyl.
[18] La infanta Ana Beaujeu gobernó durante la minoría de edad del rey Carlos VIII.
Carlos VIII construyó un monasterio para los mínimos en 1491 en Montils, donde el santo residió con su comunidad.
Algunos nobles y clérigos de Nijón se opusieron a la fundación porque consideraban que en París ya había bastantes conventos.
San Francisco de Paula consoló a Juana tras este suceso.
Juana falleció en 1505 y fue enterrada en el monasterio de Bourges, que ella misma había fundado.
[31] En 1498 Francisco le pidió una licencia al rey para regresar a Calabria y este se la concedió.
Los huesos fueron recuperados por los católicos, que los distribuyeron como reliquias entre varias iglesias de la orden.
A finales del siglo XV, con los Reyes Católicos, los reinos de Castilla y Aragón se unieron.
[37] El santo predijo ante varias personas, en los años 1447, 1448 y 1449, la toma de Constantinopla por los turcos.
Cuando esto ocurrió, Fernando el Católico envió al conde de Arena a combatirlos.
[40][41][42] Otra tradición dice que un pintor estaba realizando un retrato del santo basándose en un grabado y falleció.
En este lugar tuvo su sede la Cofradía del Santísimo Sacramento y la Virgen de la Esperanza, cuyas reglas se aprobaron en 1632.
Suele representárselo con el hábito de la orden, barba larga y un bastón.
También se lo representa junto a la palabra "Charitas" sostenida por dos ángeles, que es el lema de la orden.