A principios de 1918 Cierva era quien había afrontado el problema de las juntas de defensa militares, tal como escribió Francisco Cambó: «Creo que tenemos que oponernos a que las reformas militares se aprueben por Decreto, porque esto daría a La Cierva una fuerza formidable y nos quitaría a nosotros uno de los elementos necesarios para la dictadura: el concurso de las bayonetas» (BC, Fondo Ventosa, Cambó a Joan Ventosa, 4.2.1918).
Para ello, nombró comandante militar de Melilla al general Cavalcanti.
Todos estos hechos produjeron tal escándalo en el seno de las Juntas de Defensa que se dirigieron directamente al rey, exigiendo la inmediata sustitución del ministro.
El día 14 de enero, Estado Mayor, Artillería e Ingenieros disuelven sus Juntas.
Ese mismo día, el Ejército de África telegrafió al gobierno expresándole su adhesión.
Las Juntas, denominadas ahora, “Comisiones Informativas”, languidecieron hasta que en noviembre de aquel mismo año, fueron definitivamente disueltas.
»La fuerza reside, para mí, en efecto, en el desasimiento de las cosas.
La fuerza está en poder levantarse sobre los honores, pompas y vanidades del mundo.
Pi i Margall, alejado definitivamente del Poder, trabajando a los setenta años como un muchacho.
Los dos hombres, en suma, Pi y La Cierva, dignos, austeros, en pleno acuerdo con sus conciencias.» Azorín, Valencia(1941)[13]