Tras el final de la guerra civil debió marchar al exilio, residiendo en varios países.
Comorera, abiertamente catalanista, mantuvo diversos conflictos con otros dirigentes del Partido Comunista de España.
Estas discrepancias terminarían marcando su marginación y posterior expulsión del movimiento comunista.
Comorera comenzó su carrera periodística en 1913, como corresponsal en Madrid del diario barcelonés La Publicidad —donde firmaba como «Comenio»—.
[18] Según señala Jaime Alvar Ezquerra, en estos años Comorera se habría afiliado a la Agrupación Socialista de Barcelona.
[26] En 1930, debido a sus escritos, tuvo que dejar Argentina, estableciéndose en la vecina Uruguay.
En estos años dirigió el semanario Justicia Social, órgano oficial de la USC.
En octubre del mismo año participó en la revuelta que proclamó el Estado catalán, por lo que fue procesado y encarcelado en El Puerto de Santa María junto al resto del ejecutivo autonómico.
[28] Tras el triunfo del Frente Popular en 1936 fue puesto en libertad, reasumiendo su cargo de consejero en la restablecida Generalidad.
[30][31] Después de que la Internacional Comunista fuera disuelta en 1943, el PCE reforzó sus intentos de absorber la estructura del PSUC, intentos a los que Comorera se resistió.
[35] En 1948 publicó su folleto Denunciamos los crímenes monstruosos que Franco y Falange cometen en la cárcel Modelo de Barcelona.
[40][41] En 1986 la nueva dirección del PCE, liderada por Gerardo Iglesias, que había sucedido a Santiago Carrillo como secretario general y era, por tanto, ajena al estalinismo, rehabilitó a varios antiguos militantes como Comorera, Jesús Monzón o Heriberto Quiñones, difamados hasta entonces como "traidores" y "agentes del franquismo".
[44] Por su parte, para Andreu Navarra constituye un representante de la corriente estalinista del comunismo.