José Sánchez Faba

Se buscaba una especie de "hombre nuevo", formado, no ligado a la administración franquista, con capacidad de abandonar su actividad lucrativa para servir a la sociedad y emprender una renovación institucional, reconduciendo las administraciones locales y provinciales por el camino reformista marcado por la organización centrista.

El partido centrista ganaba por mayoría simple, pero una coalición de PSOE, PSA, PCE y CGT dio la alcaldía al PSOE, tras cambiársela junto a Huelva al PSA por la alcaldía de Sevilla.

[6]​ Dicha situación propició la dimisión de los concejales andalucistas, por lo que la alcaldía recayó en el socialista Antonio Jara, que finalmente quedó en una situación de clara minoría respecto a UCD.

El debate había sido propuesto por la dirección del periódico Ideal de Granada.

[21]​ Cuando la UCD se ve abocada a la desaparición, tanto por su contexto nacional (sumida la organización en fuertes fisuras y conflictos internos) como por el coste político que supuso pedir la abstención para una autonomía andaluza que salió adelante, José Sánchez Faba regresó en 1983 a la carrera judicial y se incorporó como presidente de la Audiencia de Toledo.

Esperó al 19 de marzo para confirmar la noticia, fecha en la que se jubilaba.

Eso dejó a Sánchez Faba y su lista municipal fuera del ayuntamiento, por lo que abandonó la política, prosiguiendo su activo voluntariado social y volviendo al mundo judicial hasta 1994 como magistrado suplente al ser designado por el Consejo General del Poder Judicial.

[23]​ Hombre de activa militancia cristiana, ya en Orihuela presidió una institución dedicada a recoger a niños necesitados,[5]​ en Ceuta fundó Cáritas Diocesana y la HOAC[2]​ y en Granada presidió el patronato de San José Obrero, institución que sostenía comedores para obreros y estudiantes.

[25]​ Tres años después, la Conferencia Episcopal Española le elige presidente de Cáritas Española, cargo en el que sucede a Luis Franco y que desarrollará con plena dedicación hasta septiembre de 2003, cuando cede el testigo a Núria Gispert.

Durante su etapa, la Confederación experimentó un importante impulso en su dimensión internacional, que le llevó a visitar medio centenar de países del Sur donde la institución desarrolla proyectos de cooperación fraterna.

[26]​ Abandonó la vida pública para atender a su esposa, Virginia Aguilar, enferma de Alzheimer.

[5]​ Políglota y escritor infatigable, era autor de varios libros y más de cuarenta trabajos sobre política, judicatura o voluntariado social.