Esta empresa se ha visto envuelta en casos de corrupción[1] y ha sido denunciada por realizar exhumaciones masivas de difuntos sin avisar a los familiares,[2] habiendo exhumado y depositado en fosa común las cenizas incluso de personajes ilustres que en su día fueron inhumados a perpetuidad, como el general Fernando López Domínguez,[3] entre otros muchos.
Además, posee los restos del Palacio de los Alixares (que data del siglo XIII-XIV) junto al que fue construido, principalmente el fortín y las canalizaciones de agua instaladas en el siglo XIX por los franceses.
Durante la guerra civil española y la Dictadura franquista en las tapias del cementerio tuvieron lugar fusilamientos masivos llevados a cabo por los sublevados.
Tras la muerte de Torres, se produjo una gran afluencia espontánea de personas que se acercaban a la tumba para manifestar su gratitud por la entrega y dedicación a los más necesitados del médico.
Con el paso del tiempo los fieles dedicaron sus oraciones a la escultura neoclásica del Cristo despojado de sus vestiduras que preside el panteón, y más tarde se empezó a forjar la creencia de que dicha escultura era milagrosa.
Caracterizado por un conservado caos que refleja a la perfección la tipología de cementerio romántico del siglo XIX, que le ha valido su selección entre los cementerios europeos para el rodaje de películas y documentales de la época, destacando "Wilde" (1997), dedicada a la vida del escritor y dramaturgo irlandés Oscar Wilde.
Este patio de lápidas del siglo XX está coronado por la ermita, una capilla neorrománica terminada y abierta al culto en 1908, donada a la ciudad por el empresario Francisco López Medina.
Estaba compuesto por cuatro torres o qubbas que encerraban un espacio cuadrangular, rodeado por unos pórticos abovedados de esbeltas columnas y ricamente decorado con vidrios de colores que refractaban la luz del sol.
Igualmente, Izquierda Unida rechazó la obra por considerarla un icono católico que puede herir las creencias individuales.
Sin embargo, las quejas de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica están motivadas más que por la obra en sí, por la negativa del Ayuntamiento de Granada, presidido por el popular Torres Hurtado, a colocar una placa en el muro donde se produjeron los fusilamientos por parte del bando franquista durante la Guerra Civil y la posterior Dictadura.
Situados al final del patio de Santiago, componen una serena estampa entre árboles, jardines y tumbas blancas.