Entre 1809 y 1810, José I reformó la administración creando municipalidades y prefecturas.
En la nueva administración el prefecto asumía las funciones de los antiguos corregidores, encargándose del gobierno civil, de la administración de rentas y de la policía general.
A partir de julio de 1835 queda suprimido el cargo de corregidor que fue sustituido por alcaldes constitucionales.