Los hostigadores también podían emplearse con efectividad para rodear a las fuerzas enemigas en ausencia de caballería.Cuando eran atacados con proyectiles, su formación más dispersa reducía la cantidad de bajas sufridas.Gracias a su movilidad superior, los hostigadores eran también valiosos en el reconocimiento, especialmente en áreas boscosas o urbanas.Los britanos, por ejemplo, usaban hondas y jabalinas de forma extensiva, pero solo en asedios, no para hostigar al adversario[2] Del mismo modo, entre los galos se empleaba el arco, pero al defender posiciones estáticas.Muchos de los colonos alistados en ambas guerras sirvieron en milicias; incluso el Ejército Continental estuvo compuesto en su mayoría por estas tropas irregulares.Durante las Guerras Napoleónicas, los hostigadores (en francés ‘‘voltigeurs’‘) volvieron a desempeñar un papel crucial en las batallas, rompiendo las formaciones cerradas enemigas con sus disparos, y evitando que se hiciera lo mismo a las propias.Aunque los mosquetes seguían siendo las armas predominantes en la época, el Ejército Británico experimentó con el uso de fusiles, que tenían un mayor alcance y precisión.