Gilbert llegó a descubrir varios métodos para producir imanes y hacerlos más potentes.Sin embargo un contemporáneo y compatriota, Alessandro Volta rechazó rotundamente la idea de un fluido animal que pudiera generar electricidad.Volta adujo que las ancas de rana respondieron a la motilidad debido a las diferencias propias del revenido metálico del escalpelo que usó Galvani, además de la composición y rosor.Más tarde André-Marie Ampère repitió el experimento de Ørsted y logró formularlo matemáticamente.Casi al finalizar la década se sumaron más científicos que lograron desarrollar diversos aportes a la teoría de la electricidad como apoyo matemático para la electroquímica, entre ellos Georg Ohm y la ley que lleva su nombre en 1827.Las celdas de combustible también vieron la luz en esta misma época, cuando William Grove produjo la primera en 1839.En 1886, Paul Héroult y Charles M. Hall lograron desarrollar un método muy importante para obtener aluminio metálico empleando los métodos usados por Michael Faraday, proceso que se usa en la actualidad para obtener el aluminio de la bauxita o del corindón (véase proceso Hall-Héroult).Al finalizar el siglo XIX, científicos prominentes lograron establecer nuevas teorías gracias a los aportes de la electroquímica.Esta investigación demostró que los electrolitos disueltos en agua se disocian en especies eléctricamente diferentes y migran a cada electrodo.El campo biológico y médico registró avances en 1937, cuando Arne Tiselius desarrolló el primer aparato sofisticado de electroforesis.