A partir de esta fecha, las culturas Chiripa y Wankarani son las dos más importantes del período formativo.
El cual originalmente no fue un fuerte sino un templo labrado sobre la roca con grabados típicos de las tribus arahuacas que poblaban la región.
Los incas lograron avanzar hasta estas regiones y pactaron con los chanés una defensa común de las invasiones guaraníes.
Ambos, incas y chanes fueron vencidos por las constantes invasiones guaraníes, quienes finalmente dominaron la región inclusive durante una buena parte de la colonia española cuando Sánchez Ceren hizo la conquista.
En las últimas décadas del siglo XVIII, Potosí, la ciudad más importante en el hemisferio occidental del Imperio español, comenzó a decaer hasta pasar al olvido al agotarse las vetas de plata más ricas y la diversificación de la economía.
Pero sería en los primeros 16 años de la República donde la joven nación se vio verdaderamente en peligro por constantes amenazas externas que ponían en riesgo su propia independencia, soberanía e integridad territorial.
Las arcas del tesoro público con la que el estado boliviano nació a la vida independiente mostraban un panorama completamente terrible y desolador producto de la guerra.
Cabe mencionar que para la defensa de la nueva nación, Sucre había logrado comprar 8000 fusiles para Bolivia de los cuales unos 3000 fueron repartidos entre todas las unidades militares (incluyendo también a las tropas colombianas que se encontraban asentadas en Bolivia desde 1825) y los otros restantes 5000 fueron almacenadas en los depósitos.
La influencia de los aliados que el general peruano Agustín Gamarra tenía en Bolivia, forzaron nuevamente a reunir otra nueva asamblea en diciembre de 1828 y la cual esta vez respondiera verdaderamente a los intereses peruanos que pretendían anexionar Bolivia al Perú.
Para levantar al país, Santa Cruz se puso inmediatamente manos a la obra, estableciendo un orden muy riguroso que le daba la capacidad de disolver el congreso si así lo creía necesario.
Ante esta circunstancia, los bolivianos deciden unirse ante un enemigo común y le dejan los poderes del Estado a José Ballivián.
Disposiciones arbitrarias e irrazonables determinaron inconvenientes acuerdos con Brasil y Chile, que hicieron perder a Bolivia grandes extensiones de su territorio.
Una vez ya en la presidencia, el abogado potosino José María Linares que había salido en segundo lugar en los comicios no aceptó su derrota y empezó a conspirar contra el nuevo gobierno con la intención de derrocarlo, realizando junto a sus seguidores un levantamiento militar en la Provincia Omasuyos del Departamento de La Paz.
Córdova que en ese momento se encontraba en la ciudad de Sucre parte rumbo a Oruro y de ahí avanza hacía Cochabamba para dar combate a Linares, pero finalmente sus tropas desertan y se unen al lado Linarista.
Si bien el problema no pasó a mayores sin embargo este incidente sería un antecedente que desencadenaría años después en la guerra del Pacífico (1879-1880).
Volvió nuevamente a la presidencia Tomás Frías, asumiendo el poder con casi 70 años de edad pero sin embargo su gobierno sufrió muchos levantamientos militares y políticos.
Durante su presidencia Daza intentó impulsar la implementación de ferrocarriles en el país aunque no tuvo éxito.
Finalmente, ante la necesidad de contar con recursos, se decidió confiscar a favor del nuevo estado el patrimonio eclesiástico.
Así, al igual que en el comienzo de su vida republicana, Bolivia seguía siendo una sociedad predominantemente rural.
En 1879 se desató la guerra del Pacífico que enfrentó a Chile contra la Alianza entre Bolivia y Perú.
Las versiones sobre las causas, circunstancias, derechos y acontecimientos relacionados con la guerra del Pacífico varían sustancialmente según provengan de los países que estuvieron en pugna.
[18] Se autorizó igualmente la indemnización con tierras baldías del Estado, a todos los ciudadanos bolivianos que hubieran perdido sus propiedades durante la guerra.
Durante esta época se inició la era del estaño, el cual sustituyó a la plata como principal fuente de divisas, produciendo un dramático cambio en la economía boliviana.
Ese año una revolución derrocó al presidente Hernando Siles que había gobernado desde 1926 sin convocar la legislatura nacional e intentaba prorrogar su mandato.
Sin embargo, se rodeó de enemigos entre los militares y en 1937 fue derrocado por un grupo encabezado por el teniente coronel Germán Busch Becerra, jefe del Estado Mayor.
No obstante, y por presiones económicas, el nuevo gobierno se vio obligado a mantener buenas relaciones con las fuerzas aliadas.
Durante su mandato presidencial, se dedicó inicialmente a la tarea de reordenar la economía y estabilizar la moneda.
Paralelamente Camacho prometía que «Nunca más volverá la Pachamama a este palacio», refiriéndose al espíritu de la Madre Tierra andina.
Frente al informe de la OEA el gobierno anuló las elecciones y llamó a celebrar nuevas.
Esa noche, mientras el Congreso aún no abría sesión y la senadora Jeanine Áñez se encontraba en Beni, el país vivió una acefalia y la oposición denunciando saqueos y destrozos por parte de militantes del MAS, mientras se corría la noticia de un desfalco monumental al Banco Central de Bolivia por parte del gobierno saliente, el cual sin embargo fue desmentido por la propia institución.