[7] La Tierra, en órbita en torno a una enana amarilla, representa el único ejemplo conocido de habitabilidad planetaria.
Por esta razón, el principal objetivo en el campo de la exoplanetología es hallar un planeta análogo a la Tierra que reúna sus características principales, como tamaño, temperatura media y localización en torno a una estrella similar al Sol.
[23] En las enanas amarillas, esta región coincide por completo con la zona de habitabilidad ultravioleta.
[4] Esta área está determinada por un límite interno a partir del cual la exposición a la radiación ultravioleta sería demasiado elevada para el ADN y por uno externo que ofrece los niveles mínimos para que los seres vivos puedan desempeñar sus procesos biogénicos.
[8][25] Así pues, el objetivo principal en investigación exoplanetaria es encontrar un objeto que reúna las características principales de nuestro planeta, como su radio, masa, temperatura, composición atmosférica y pertenencia a una estrella similar al Sol.
[26][29] Sin embargo, este baremo no considera en su cálculo aspectos trascendentales como la composición atmosférica, la edad del sistema o el tipo de estrella.
[31] Estudios posteriores, como «Superhabitable Worlds» de René Heller y John Armstrong, establecen que las enanas naranjas podrían ser más adecuadas para la vida que las de tipo G, y albergar a los hipotéticos planetas superhabitables.
[32] Sin embargo, las enanas amarillas siguen representando el único tipo estelar del que existen pruebas de su aptitud para la vida.
[27] Como consecuencia, la mayor parte de los exoplanetas detectados son excesivamente cálidos[37] o pertenecen a estrellas poco masivas, cuya zona habitable se encuentra próxima a ellas y cualquier objeto que orbite en esta región tendrá un año significativamente más corto que la Tierra.
[47] Si la densidad del planeta es similar a la terrestre, su masa será de unas 5 M⊕ y su gravedad dos veces mayor.
[11] Los indicadores del PHL para el exoplaneta son 83 % (IST), 0.93 (SPH), -0.61 (HZD), -0.15 (HZC) y 0.3 (HZA).
Estos valores muestran un importante grado de semejanza con la Tierra, unas condiciones favorables para la vida vegetal, una órbita más próxima a su estrella que la terrestre, una escasa presencia de metales en su composición y una atmósfera muy densa.
Los indicadores del PHL de Tau Ceti e son 78 % (IST), 0.00 (SPH), -0.92 (HZD), -0.15 (HZC) y 0.16 (HZA).
Los indicadores del PHL para el objeto son 71 % (IST), 0.53 (SPH), -0.64 (HZD), -0.12 (HZC) y 1.79 (HZA).
[11] Si la atmósfera y el albedo del planeta fuesen similares a los terrestres, su temperatura superficial rondaría los 22 °C.