Un objeto acoplado de esta forma toma para la rotación sobre su eje el mismo tiempo que para efectuar la traslación alrededor del compañero.
En los objetos astronómicos grandes, con forma casi esférica por su propia gravitación, la distorsión de marea produce un esferoide prolate o elipsoide.
Cambios orbitales: El momento angular del sistema A-B se conserva en este proceso, por lo que cuando la velocidad de rotación de B se va reduciendo y va perdiendo su momento angular rotacional, su momento angular orbital va aumentando en la misma medida (hay también unos pequeños efectos en la rotación de A).
Para el otro caso en que B comienza rotando muy despacio respecto a la traslación, el acoplamiento de mareas acelera la rotación, y baja la órbita.
Resonancia rotación-órbita: Finalmente, en algunos casos donde la órbita es excéntrica y el efecto de mareas es relativamente débil, el cuerpo más pequeño puede terminar con una resonancia orbital, en vez de acoplado por mareas.
Un caso bien conocido es la rotación de Mercurio —su órbita está acoplada alrededor del Sol con una resonancia 3:2—.
Los mares lunares se componen de basalto, el cual es más pesado que la corteza continental que los rodean, y se formaron en el lado de la luna en el cual la corteza es mucho más fina.