Normalmente la partida rodeaba la casa para prevenir que nadie pudiera escapar, aunque las sagas nórdicas informan que no era extraño permitir a mujeres, ancianos y menores de edad pudiesen salir para salvar sus vidas.
La ley islandesa, tal y como aparece en Grágás, cita que el hús-brenna podía ser penalizado con la muerte, únicamente si los pirómanos eran descubiertos en el momento de incendiar la casa y por lo tanto los autores susceptibles de ser ejecutados en el acto.
[2] Parece ser que algunos vikingos islandeses consideraban el hús-brenna algo deshonroso, por lo tanto, como se constata cuando los enemigos de Gunnar Hámundarson atacaron su casa y no hubo consenso para quemarle en el interior, a pesar de que hubiera sido más rápido y menos costoso en vidas.
El hijo de Þórólfur, Arnkell Goði, capturó a los thralls en el mismo acto y los ejecutó al día siguiente.
[5] La saga Sturlunga relata hechos acontecidos en el siglo XIII, durante la guerra civil islandesa.
En las sagas aparecen por lo menos tres reyes que usaron el hús-brenna para liquidar a sus oponentes.
El semi-legendario Ingjald Illråde (quien posiblemente reinó en el siglo VII) usó hús-brenna por lo menos dos veces: primero durante una recepción a varios reyes vecinos con el fin de gobernar sus pequeños reinos y luego para matar a Granmar, el último rey independiente de Södermanland.
Según el relato, eso permitió tomar el control sobre Hedmark, Ringerike, Gudbrandsdal, Hadeland, Thoten, Raumarike y todo el norte del reino de Vingulmark.