El Zarato compró armas en Holanda, los principados alemanes y Suecia para prepararse para los hostilidades.
[2][3] El zar Alejo pretendía apoderarse de la costa del mar Báltico, por lo que las ofensivas rusas se concentraron en Lituania.
[4][nota 2] Ante tal desproporción el gran atamán lituano Janusz Radziwiłł tuvo que replegarse continuamente, permitiendo que el enemigo se apoderase de Smolensk, Polotsk, Vitebsk y Maguilov.
[4][5] La intensa enemistad entre Radziwiłł y Juan Casimiro dificultó la defensa de Lituania: el rey se había visto obligado a nombrar gran atamán a su rival, pero hizo lo que pudo por minar su poder, traspasando parte del poder militar al jefe de la artillería y nombrando un atamán de campo hostil a Radziwiłł.
[6] El plan ruso-cosaco preveía una invasión del Gran Ducado de Lituania por tres ejércitos,[5] dos rusos y uno cosaco.
[3] El tercer ejército, el cosaco, consistiría en veinte mil soldados al mando del atamán de campo Iván Zolotarenko que avanzaría desde Nóvgorod-Síverski en dirección a Starodub, Gómel y Rechitsa.
[14] El zar se había comprometido a respetar los derechos de los distintos grupos sociales de la región, pero su ejército arrumbó tales promesas, acosando en particular a los no ortodoxos (uniatas, judíos y, en menor medida, católicos).
[15] La posición rusa en torno a Smolensk estaba en peligro mientras el gran hetman de Lituania, el príncipe Janusz Radziwill, conservase Orsha, una fortaleza situada algo al oeste y que contaba con una guarnición de 10 000 soldados.
[16][nota 3] Radziwill resultó derrotado doce días después en la batalla de Shepelévichi,[5] en la que perdió dos mil hombres y toda su artillería.
Al mismo tiempo, las fuerzas combinadas de Jmelnitski y el boyardo ruso Fiódor Buturlín avanzaron contra Volinia.
En diciembre de 1654, comenzó la contraofensiva dirigida por el Hetman lituano Radziwiłł contra los rusos.
Las tropas que escaparon del asedio lograron reunirse con otro ejército ruso en Bila Tserkva.
En abril, los rusos asediaron en vano Dunaburgo, alarmando a los suecos, que observaban con atención la marcha de la contienda y deseaban evitar a toda costa que la ciudad cayese en poder de los moscovitas.
[20] El 24 de mayo, empezó una nueva ofensiva ruso-cossaca, con el objetivo de conquistar los territorios septentrionales y occidentales del Gran Ducado, incluida la capital (Vilna) y someterlo definitivamente.
[21] El tercero, al mando de Dmitri Volkonski, se dirigió desde Kiev hacia Pinsk.
[2][22][31] Las escasas tropas polacas destacadas en el gran ducado lo abandonaron para defender Mariemburgo en julio.
Además, las ciudades de Kletsk, Mir, Stolovichi, entre otras: fueron capturadas e incendiadas.
[34] En septiembre, el Príncipe ruso Dmitry Andreevich Volkonsky emprendió una campaña en barcos desde Kiev.
En el verano de 1655 entró en guerra Suecia, cuyas tropas capturaron Varsovia y Cracovia.
[40] A la maniobra se opusieron tanto el rey Juan Casimiro como las potencias aliadas —Austria, Dinamarca y la Santa Sede, que atizó las protestas de los obispos y mostró su desacuerdo mediante el nuncio—.
[40] El fracaso del proyecto determinó que las hostilidades entre rusos y polaco-lituanos continuasen.
[41] La amenaza a los rusos en Ucrania se desvaneció cuando la alianza entre Vigovski y el Kanato de Crimea se rompió debido a la campaña del koshovýi otamán Iván Sirkó, atacó también Chiguirín.
Junto con el koshovýi otamán de Uman Myjailo Janenko, Sirkó acaudilló una revuelta a gran escala por toda Ucrania.
Allí, el resto de cosacos abandonó a Vigovski y se pasó a las filas de Yuri Jmelnitski; Vigovski se quedó solo con las tropas polacas y otros mercenarios.
[44] Estos reveses obligaron al zar a aceptar el Tratado de Kardis, para evitar una nueva guerra con Suecia.
Para entonces los dos beligerantes se hallaban agotados: Rusia sufría los efectos de la acuñación descontrolada de moneda que había llevado a cabo el zar para sufragar sus guerras y la Mancomunidad polaco-lituana acusaba doce años de contiendas continuas en su territorio que le hacían cada vez más difícil recaudar los impuestos que eran menester para pagar a las tropas.
[44] Finalmente, el problema cosaco se había resuelto mediante la partición de sus territorios.
[44] El pacto impuso asimismo una tregua de trece años y medio entre las dos naciones.
[44] Además de los cambios territoriales, este conflicto suscitó reformas importantes en el Ejército ruso.
Aunque al principio este era «semipermanente» y se reunía para cada campaña estacional, la contienda lo transformó en cuasi permanente, sentando las bases para los posteriores triunfos militares de Pedro el Grande y Catalina la Grande.