Este robledal centenario está en muy serio peligro por la explotación a cielo abierto del carbón, más conocido en la zona por "desmontes" y que una vez producido deja la tierra imposible para que el roble vuelva a enraizarse en el suelo, sin contar con el lentísimo crecimiento de esta especie arbórea.
Por ello, de llevarse a cabo las proyecciones de cielos abiertos para la explotación del carbón por parte de la empresa UMINSA, desaparecería un importante ecosistema que da vida a especies animales en extinción como el urogallo o el oso pardo que en invierno visita estos parajes, o especies vegetales como el acebo junto con el propio roble.
Hasta la Edad Media hay pocos datos históricos de Guardo, salvo los relacionados con su toponimia.
Posteriormente, y debido a la situación estratégica del pueblo, sería zona de paso para la romanización.
La fortaleza dispuso de una torre para vigilar el paso, una ermita dedicada a Nuestra Señora del Castillo que estuvo en pie hasta finales del siglo XIV, y una necrópolis.
Nace el Señorío de Guardo, al que deben vasallaje varios pueblos cercanos.
Una iglesia parroquial, situada en la colina mencionada, su advocación San Juan Bautista, servida por un cura propio, 2 beneficiados y un sacristán.
Para surtido del vecindario hay 3 fuentes dentro de la población y varias fuera.
La correspondencia se recibe de Carrión por valijero los miércoles y sale los lunes.
Con el inicio de la minería a principios del siglo XX y el aluvión de gentes de otras tierras que buscan trabajo en la extracción del carbón, se modifica la fisonomía del pueblo y el casco urbano antiguo va siendo engullido por las nuevas construcciones.
[12][13] Tras este hecho, y durante la guerra civil española, el Alzamiento no encontró oposición, reduciéndose ésta a la actividad del maquis una vez concluida la guerra.
Una vez que los productos del petróleo salen más baratos, esta actividad se va abandonando paulatinamente.
A mediados de los años 1950 se inicia la producción de energía eléctrica y se instala la industria química, que proporciona un gran impulso económico a la localidad.
En los años 1980, con la entrada de España en la Unión Europea y el desmantelamiento del sector del carbón, toda la comarca entra en una profunda crisis económica que, agravada por la escasez de servicios (juzgados, hospital comarcal) e infraestructuras, trae como secuela una alarmante pérdida de población.
En un principio, la fábrica era inmensa y contaba con numerosos edificios, con el tiempo se fueron demoliendo y reduciendo el número de ellos hasta unos pocos de la actualidad.