Nebulosa de Orión

[6]​ Es una de las nebulosas más brillantes que existen y puede ser observada a simple vista sobre el cielo nocturno.[13]​ Si esta tradición en verdad se remonta a épocas prehispánicas sería un hecho sorprendente, ya que hasta bien entrado el siglo XII no se hace la primera referencia astronómica a su nebulosidad, pues ni Ptolomeo en el Almagesto, ni Al Sufi en el Libro de las estrellas fijas se percataron de ella, a pesar de que sí mencionan otras nebulosas, como la Gran Nebulosa de Andrómeda.Curiosamente, Galileo tampoco menciona absolutamente nada acerca de esta nebulosa, incluso habiendo realizado observaciones telescópicas del cúmulo del Trapecio en la posición donde se encuentra la nebulosa entre 1610 y 1617.[17]​ En 1931, Robert J. Trumpler se percató de que las estrellas borrosas cercanas al Trapecio formaban un cúmulo, y fue el primero en denominar a dicho objeto con el nombre de cúmulo del Trapecio.Basándose en tipos espectrales y magnitudes, calculó una distancia de 1800 años luz.Este valor arrojaba una cifra tres veces superior a la distancia aceptada en la época, pero es la que más se aproxima al valor actual.Desde entonces, la nebulosa ha sido estudiada y examinada en profundidad en multitud de ocasiones, y las imágenes obtenidas se han utilizado para realizar un modelo detallado de la nebulosa en tres dimensiones.[19]​ En el año 2005, la cámara avanzada para sondeos del telescopio espacial Hubble tomó la imagen más detallada de la nebulosa que se ha obtenido.Para obtener la imagen, el telescopio tuvo que completar 104 órbitas, y capturar alrededor de 3000 estrellas por debajo de la 23.ª magnitud, incluidas varias enanas marrones y posibles enanas marrones binarias.[20]​ Un año más tarde, un equipo de científicos del telescopio espacial Hubble anunció la primera enana marrón binaria.La nebulosa forma una nube casi esférica, donde la densidad máxima se alcanza cerca del punto central.[25]​ Hasta ahora ( año 2020 ), se han catalogado unos 800 000 objetos celestes, algunos cercanos y otros lejanos como galaxias distantes, hacia la zona que ocupa Messier 42.Si la temperatura continúa aumentando, se inicia un proceso de fusión nuclear, dando lugar a una protoestrella.Se dice que una protoestrella ha nacido cuando comienza a emitir suficiente energía radioactiva como para compensar su gravedad y frenar el colapso gravitatorio.Normalmente, cuando la estrella comienza la fusión nuclear la nube de material se encuentra a una distancia considerable.Esta nube que rodea a la estrella es el disco protoplanetario de la protoestrella, del cual se podrán formar los planetas.[27]​ Una vez que la protoestrella entra en la secuencia principal, se le clasifica como estrella.Aunque la mayoría de los discos protoplanetarios pueden formar planetas, las observaciones muestran que una intensa radiación estelar habría destruido cualquier disco protoplanetario que se formara cerca del grupo del Trapecio si estos discos tuvieran la misma edad que las estrellas de baja masa del cúmulo.En todas las galaxias, incluida la Vía Láctea, se pueden encontrar nubes interestelares como la nebulosa de Orión.[8]​ La más grande de estas estrellas tiene una vida muy corta y evolucionará convirtiéndose en una supernova.
Dibujo de la nebulosa de Orión realizado por Messier en 1771, publicado en su trabajo Mémoires de l'Académie Royale .
Nebulosa de Orión a través de un telescopio refractor de focal corta.
Vista panorámica de la nebulosa de Orión. Imagen tomada por el telescopio espacial Hubble en 2006.
Las imágenes ópticas revelan nubes de gas y polvo en la nebulosa de Orión. La imagen de infrarrojos (derecha) muestra las estrellas de formación reciente brillando en la nebulosa. Crédito: C. R. O'Dell- Universidad Vanderbilt , NASA/ ESA.
Algunos discos protoplanetarios de la nebulosa de Orión fotografiados por el telescopio espacial Hubble de la NASA.
Imagen panorámica del centro de la nebulosa de Orión, fotografiada por el telescopio Hubble. La imagen abarca 2,5 años luz de lado a lado. El cúmulo del Trapecio se encuentra a la izquierda del centro. NASA/ESA.