Gestión de los recursos naturales

Una gestión correcta de los recursos naturales es la que permite disfrutarlos a las generaciones presentes y futuras, sin agotarlos ni deteriorarlos (mayordomía o su equivalente en inglés stewardship).Un planteamiento más integrado reconoció cómo se entremezclaban aspectos sociales, culturales, económicos y políticos en la gestión de estos recursos.[6]​ Un forma más holística, nacional e incluso mundial, surgió de la Comisión Brundtland y la defensa del desarrollo sostenible.[9]​ No hay una definición clara de "actor", como se muestra en la tabla inferior.Especialmente en la gestión de recursos naturales, porque es difícil determinar quién tiene realmente un interés, y esto diferirá según cada potencial actor.La gestión de estos recursos debe tener en cuenta, además de los sistemas naturales, a los diferentes actores y sus intereses, sus políticas, cuestiones políticas, fronteras geográficas, implicaciones económicas y demás.[6]​ Cuando se refuerza la calidad de vida de los lugareños, también se destacan su esfuerzo y su compromiso para asegurar que el recurso seguirá estando disponible en el futuro en igual cantidad y calidad.Sin embargo la gestión descentralizada de estos recursos puede resultar en un ambiguo entorno jurídico y social en el que las comunidades locales explotan rápida e insosteniblemente los recursos por miedo a que dicho entorno cambie y ya no puedan hacerlo.[25]​ Los intereses contrapuestos muestran cómo los motivos detrás de la participación se diferencian en: centrados en las personas (resultados activos o participativos que dan auténtico poder a la población) y centrados en los planificadores (la población solo es receptora pasiva de los resultados).[32]​ La capacidad de las comunidades indígenas para conservar los recursos naturales ha sido reconocida por el Gobierno australiano con el programa Preocupándose por nuestro país.[36]​[37]​[38]​ La gobernanza se considera clave para llevar a cabo una gestión de recursos naturales basada en la comunidad o en la región.[7]​ Esta visión reconoce que la adaptación ocurre a través de un proceso "planea-ejecuta-revisa-actúa".seguridad alimentaria, rentabilidad o aversión al riesgo) así como objetivos más amplios de la comunidad (p. ej.Los GIS son una herramienta analítica potente porque pueden superponer varias capas de datos geográficos y permiten identificar las relaciones entre ellas.[49]​ Las amenazas a la biodiversidad incluyen: fragmentación de hábitat, que tensiona aún más unos recursos biológicos ya afectados; degradación forestal y deforestación; especies invasoras y calentamiento mundial (p. 2).Según Cooney, hay medidas materiales para llevar a cabo esta gestión precautoria.(2000) mostró que hay 5 principios ecológicos fundamentales y útiles para el gestor de suelos.[52]​ Estos principios ecológicos se relacionan con tiempo, lugar, especie, perturbación y paisaje, e interaccionan de muchas maneras.El estudio sugiere que los gestores de suelos podrían seguir estas directrices:
El bosque Nacional de Tongass en Alaska es gestionado por el Servicio Forestal de los Estados Unidos
La Agencia de Administración de Tierras en los Estados Unidos gestiona las tierras públicas de ese país: aproximadamente 264 millones de acres (1 070 000 km²) o un octavo de su superficie.