En relación con Teruel será la casa que aporta alguno de los primeros jueces[1] de la villa, entre ellos a Sancho o Pedro Pérez de Marcilla (1181-1182), a Blasco de Marcilla (1188-1189) o a Martín de Marcilla (1192-1193), dando nombre a una calle desde esos instantes, siendo los enemigos constantes de los Muñoz o Sánchez Muñoz, y estando implicadas ambas familias en continuas banderías.
A estos efectos aclarar que el término de juez de Teruel en este periodo se refería a la persona que encabezaba la organización municipal de la ciudad y quien, siendo un oficial único, gobernaba sobre la villa y sus aldeas, siendo considerado la magistratura más alta de la ciudad, y al que se le exigían valores éticos además de cierta preparación técnica.
Tenía, también, funciones militares directivas, pudiendo perseguir a los malhechores y disfrutaba de competencia en aspectos fiscales; de manera muy específica, disponía de atribuciones judiciales extensas y completas en un tribunal conjunto con los alcaldes.
El cargo evolucionó en sus atribuciones a lo largo de la Edad Media, si bien, manteniendo su destacada posición.
Divisa: No hay nobleza sin virtud.