Gallaecia

Esto supondrá que a los dos conventos galaicos se le añadió un tercero, el Asturicensis, con capital en Asturica Augusta.Estos bárbaros establecieron reinos en territorio romano a través de pactos con el poder imperial.La parte occidental de la Gallaecia fue para los suevos, en tanto que la oriental correspondió a los alanos, dirigidos por su rey Gunderico.La situación se mantendría durante los siguientes cien años, sin que las esporádicas expediciones romanas consiguieran internarse más en territorio galaico, siendo la única significativa la de Publio Licinio Craso del 96-94 a. C. Sin embargo, en el 73 a. C. Quinto Sertorio es derrotado, de forma que la región al norte del río Tajo recupera su independencia.La situación seguiría así hasta que diez años después Julio César es designado Propraetor de la Hispania Ulterior.No obstante, el interior del territorio galaico continúa una resistencia que se recrudece en su última etapa durante la campaña de César Augusto entre los años 39 al 24 a. C., de la que sería su exponente más significativo la batalla del Monte Medulio.Esto impediría la declaración de la Pax Romana hasta el año 23 a. C., si bien la resistencia proseguiría en las áreas fronterizas astures y cántabras hasta el 19 a. C. Una vez finalizados los enfrentamientos bélicos, comenzó una fructífera romanización que se prolongaría durante los siguientes cuatro siglos, iniciándose oficialmente entre los años 64 y 70 cuando Vespasiano convierte en pueblo romano a los 451 000 gallaicoi[3]​.La cohesión social y territorial definida por los celtas en el territorio galaico se mantendría durante toda la romanización.Así pues, fue durante esta época cuando la Gallaecia alcanzó sus máximas fronteras, llegando por el oriente hasta las fuentes del río Ebro.
La provincia romana de Gallaecia bajo Diocleciano.
Límites de la Gallaecia tras la división provincial de Diocleciano en 298.