Por la belleza y amenidad del lugar una vez concluido, fue conocido entre los madrileños como "Salón del Prado", y se convirtió inmediatamente en uno de los lugares más populares de la ciudad.
La fuente representa a la diosa madre Cibeles, identificada en el panteón griego con Rea, madre de los dioses olímpicos y símbolo de la tierra y la fecundidad, sobre un carro tirado por leones (Atalanta e Hipómenes).
[3] El escultor Francisco Gutiérrez Arribas esculpió la figura de la diosa Cibeles y las ruedas del carro y el francés Roberto Michel esculpió los dos leones.
Miguel Jiménez cobró 8.400 reales por labrar las cenefas decorativas del carro.
Entre ella y el palacio había unos edificios pequeños donde estaba ubicada la Inspección de Milicias y más tarde la Presidencia del Consejo de Ministros, hasta que en 1780 se incendió todo el grupo.
La figura principal es la diosa Cibeles, obra del escultor Francisco Gutiérrez.
Está montada en un carro dispuesto sobre una roca que se eleva en medio del pilón.
Dos leones esculpidos por el francés Roberto Michel, tiran del carro.
Los leones representan a los personajes mitológicos Hipómenes (o Melanión) y Atalanta, la gran cazadora del grupo de Artemisa.
La fuente no sólo era un monumento artístico sino que tuvo desde el principio una utilidad para los madrileños.
La fuente ya no cumplía su cometido porque la mayoría de las casas tenían o empezaban a tener agua corriente, por lo que el añadido del grifo y el oso se quitó, volviendo así al primitivo proyecto de Ventura Rodríguez.
El grifo estaba en buenas condiciones así que se guardó en los almacenes de la villa, junto con otras piezas de monumentos varios donde quedó abandonado y olvidado.
Esta fuentecilla siguió siendo todo un símbolo para el pueblo de Madrid que allí acudía a llenar cántaros, botijos y botellas, como sus antepasados.
En los años 1994[6] y 2002,[7] la escultura fue mutilada, siéndole arrancada en ambas ocasiones la mano izquierda; en una de las ocasiones la mano original apareció, pero en la otra no, teniendo que ser sustituida por una nueva de origen moderno.
[11] Para 1988 y con la Quinta del Buitre en su apogeo al conquistar el Campeonato Nacional de Liga, la Cibeles se había consolidado así como una seña de identidad madridista.
Para los festejos de la temporada 2007/2008, el Ayuntamiento instaló una pasarela para que Raúl pudiera acceder a la diosa con menos dificultades que el año anterior.