Según otra teoría, su nombre puede tener su origen en su localización, ya que se establece en un claro del bosque[cita requerida].
Desde la prehistoria hubo poblamiento en las márgenes del río Guadyerbas, como testimonian los hallazgos de piedras paleolíticas, aunque, hasta el momento, no se hayan encontrado en el tramo que afecta al curso de este río en nuestro término, pero sí en los del contorno comarcal.
No queda ningún testimonio cerámico ni toponímico del dominio islámico en estos parajes, salvo el hidrónimo Guadyerbas.
Durante tres siglos y medio de ocupación árabe, la tierra talaverana se denomina alfoz o distrito y se extendía hasta el valle del Tiétar o incluso hasta Puerto Pico (Gredos).
Con este título deseaba la insigne dama paliar los robos y muertes que acaecían en los montes cercanos.
El entorno limpio cubierto de pastos y maleza retamas brezos y chaparros configura un bucólico paraje por el que tenía debilidad el Infante Don Luis de Borbón en el último cuarto del siglo XVIII.
El escultor Francisco Otero Besteiro entre otros ha sabido mejor que nadie darle formas bellas imágenes y majestuosas al mármol montesclareño.
A mediados del siglo XIX, la villa tenía contabilizada una población de 227 habitantes.
[4] El presupuesto municipal ascendía a 7249 reales de los cuales 1100 eran para pagar al secretario.
De facto, estas monedas nunca han sido utilizadas como divisa en la localidad toledana.