Su obra, en buena parte desconocida, fue publicada por la editorial de Canuto Berea en La Coruña (editando obras puramente instrumentales), F. Laurens en París y las editoriales de Benito Zozaya y Casa Dotesio en Madrid.[2] Al menos durante los años que residió en La Coruña cabe señalar también su actividad pedagógica, contándose entre sus alumnas Pilar Castillo, quien después sería una pianista reconocida internacionalmente y que posiblemente ocupó la cátedra de piano en Madrid.[4][c] Su padre, Jorge Osterberger, era un destacado grabador y litógrafo alsaciano que años atrás se instalara en la ciudad de La Coruña para trabajar con el platero, grabador y fotógrafo suizo Enrique Luard Falconier.[10] Gracias a la correspondencia mantenida con Canuto Berea se sabe que en 1874 regresó a Galicia, viviendo en la casa de sus padres en su ciudad natal y que compraba partituras en el almacén del músico y empresario coruñés.[12] En su correspondencia de ese año con Canuto Berea hace alusión a su delicada salud.En una carta sin fecha, pero posiblemente escrita en el verano de 1875, señalaba que ese año no podría visitar La Coruña luego de pasar un mal inverno y encontrándose muy enferma, motivo por el cual los médicos le recomendarían el aire del campo y que se trasladaría a Betanzos.[16] En la última década del siglo XIX, su marido fue nombrado vicecónsul de Rusia, ampliándose su círculo de amistades, recibiendo con frecuencia en su casa a aquellas personas que formaban parte del cuerpo consular establecido en la ciudad.Posiblemente esta tendencia progresista está relacionada con su propia educación y con la línea de su círculo familiar,[18] ya que su abuelo materno (Enrique Luard Falconier), su marido y el hermano de este, eran o fueron masones.[19] De hecho, cuando la ciudad de La Coruña decidió formar un Padroado das Colonias Escolares en 1903, Eugenia Osterberger fue nombrada secretaria en una directiva en la que también se encontraban Evi Zacharías[e] como presidenta y Emilia Pardo Bazán como presidenta honoraria.[21] La Coruña de la época tenía una intensa actividad musical, recibiendo periódicamente compañías de ópera italianas, Pascual Veiga fundara El Orfeón Coruñés, Marcial del Adalid volviera a Lóngora, y en la ciudad también residían compositores como José Castro Chané, Francisco Pillado Villamil, o el propio Canuto Berea, lo que hacía posible el desarrollo de esta arte, popularizada también por los conciertos ofrecidos por las bandas militares en los Jardines de Méndez Núñez.[26] Su actividad docente en la época aparece reflejada en la prensa, citando como alumna suya a Pilar Castillo, que posteriormente sería una destacada pianista y que en 1904 recibía clases de piano de la compositora compostelana.[27] Al menos durante los últimos años que permanecieron en la ciudad, el matrimonio tenía costumbre de organizar reuniones en su casa en las que además de conversar, se leía poesía y se interpretaba música.Estas reuniones fueron noticia en la prensa de la época y a ellas asistían destacadas personalidades como el tenor Ignacio Varela.[29] En 1908, después de residir durante veintisiete años en la ciudad coruñesa, Eugenia Osterberger y Francisco Saunier abandonaron definitivamente La Coruña y se trasladaron a la ciudad francesa de Niza.Posiblemente fue en Niza donde conoció al compositor de origen ucraniano Fedir Stepanovych Yakymenko,[f] quien le dedicó una obra para piano titulada Chant printanier.[32] Con todo, no todos los años que la familia vivió en la Costa Azul fueron felices, ya que con el estallido de la Primera Guerra Mundial, y del mismo modo que buena parte de las familias francesas, sufrieron amarguras y vieron partir al frente a sus hijos y yernos.[38] Su obra, en buena parte desconocida, fue publicada por la editorial de Canuto Berea en La Coruña (editando obras puramente instrumentales), F. Laurens en París y las editoriales de Benito Zozaya y Casa Dotesio en Madrid.[35] Eugenia Osterberger contribuyó a la creación de una música académica gallega de raíz popular, con una obra compuesta principalmente para piano solista y canciones o melodías gallegas para voz y piano.En palabras de Martínez: «Recuperan lo autóctono, lo nuestro, pero en una cultura que emana del Romanticismo».[35] Sus obras para piano solo, escritas en su etapa coruñesa, están destinadas al consumo doméstico, esto es, son obras abordables por intérpretes diletantes o aficionados, en las que se incluyen piezas líricas y danzas populares, así como piezas de carácter (nocturnos, baladas, impromptus, berceuses...).[44] La influencia de los grandes compositores románticos también se puede apreciar en su Méditation (Nocturne), en la que Osterberger elige un acompañamiento homofónico para resaltar la melodía, como hiciera Frédéric Chopin.[56] En Cántigas y Melodías Gallegas se presenta siempre un preludio pianístico en el que la compositora busca una sonoridad asociada a la música gallega como roncones de gaita, pequeños gritos o giros melódicos tradicionales.[59] T'amo es una obra para piano y voz en la que la compositora tomó un texto en castellano, en este caso de José Zorrilla.Cada una de estas tres secciones, en las que intervienen el piano y la voz, presentan dos estrofas, en castellano y francés, para ser interpretadas en cada caso, o el texto en francés repitiendo texto en castellano.[61] En 2017 tan solo se había localizado una obra camerística de Eugenia Osterberger, la Mélodie Espagnole (Sentimentale), escrita para violonchelo y piano.[65] Osterberger llegaría a integrarse en la sociedad El Folk-Lore Gallego, que presidía la propia Emilia Pardo Bazán.Además Sofía Casanova posiblemente se llevó con ella las partituras de esas obras de Eugenia Osterberger y otras de otros músicos gallegos para difundir sus obras en Polonia tocándolas su cuñado Josef Lutosławski, padre del que sería el famoso compositor y director polaco Witold Lutosławski.[18] Por su participación en la Liga Gallega, Osterberger también mantuvo contacto con figuras notables del Rexurdimento como Manuel Murguía, Eduardo Pondal o Andrés Martínez Salazar, que asistirían a la despedida de Sofía Casanova celebrada en la casa de Eugenia Osterberger, en la que le ofrecieron a la escritora y periodista coruñesa un artístico pergamino.
Cualidades de Eugenia comentadas en el periódico
El Diario de Santiago
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La Rúa Nova de Santiago de Compostela. En el número 4 de esta calle estaba la casa familiar de Eugenia Osterberger.
Eugenia Osterberger se relacionó con personalidades de la música gallega de su tiempo, como Canuto Berea, quien editó también obras suyas.
Sofía Casanova y Eugenia Osterberger mantuvieron una relación de amistad.