Desde ese momento, se vio fortalecido el bloqueo del puerto de la ciudad de Buenos Aires y la acción naval republicana se centró en la actividad corsaria, en extremo ruinosa para el Brasil.
El crucero duró sólo un mes y produjo cuatro presas pero restó a Brown dos de las mejores naves remanentes.
Espora y su segundo Antonio Toll fueron capturados y ambos oficiales fueron llevados ante el comandante brasileño Juan Francisco de Oliveira Botas (Joao das Botas), quien impresionado por su valor solicitó al almirante Rodrigo Pinto Guedes que fueran canjeados, lo que fue aceptado, hecho único de la guerra ya que era política del mando brasilero no acceder a intercambio alguno.
Por la noche los brasileños aligeraron e intentaron rescatar el buque pero el balazo en el fondo lo impidió, por lo que lo incendiaron.
Durante el combate la N° 4 que por negligencia de su comandante Manuel Rodríguez había sotaventeado ante un bergantín enemigo "arrió la bandera cobardemente.
Este mal oficial luego que se rindió, pasó con su bote y cinco hombres a bordo del buque enemigo, entregando nuestro plan de señales".
Su casco estaba tan estropeado que se renunció a salvarlo y los restos de ambos buques fueron quemados.