La mayor parte de los países tienen solamente esta última, y en algunos, tales como Chile, más apropiadamente se designan a menudo como escuela militar, puesto que el término academia queda reservado generalmente para otros ámbitos de la cultura.
Esta academia ha venido formando a los oficiales y suboficiales de artillería del Ejército español desde entonces.
Al recluta se le enseña la información básica y entrenamiento en técnicas necesarias para ser un miembro militar eficaz.
Muchos países grandes tienen varias academias militares, uno para cada rama del servicio, que ofrece títulos universitarios en una variedad de temas, similares a otros colegios.
Estas técnicas pretenden que los soldados durante o después de una batalla no experimenten traumas o evidentes problemas psicológicos en situaciones de post-combate[6] (es decir, trastornos de estrés postraumático) que plantean una amenaza a la seguridad pública por el condicionamiento del individuo que puede hacerse inestable debido a sus acciones.