Patrimonio histórico

[1]​ En cuanto a los yacimientos arqueológicos, en la mayoría de países se incluyen también en esta definición —normalmente bajo una subcategoría propia—, aunque en algunas legislaciones son dos categorías distintas.[1]​ Adicionalmente a los elementos arquitectónicos, existen objetos más pequeños, tanto inamovibles (fuentes, estatuas, lápidas, piedras rúnicas, etc.) como movibles (figuras, esculturas, herramientas y utensilios), que forman parte del patrimonio histórico.[1]​ El patrimonio histórico incluye muchas veces extensos espacios monumentales, los más destacados siendo los cascos antiguos de ciudades con historia centenaria o milenaria.Algunas colecciones de archivos y material escrito, fotografiado o grabado, son también bienes históricos protegidos.En el segundo caso, más allá del material en sí, se le adjudica un significado histórico importante, ya que a través de este proceso llegó a la conciencia pública gran parte de la historia del Holocausto.[1]​ Muchas veces, estas condiciones forman parte del contrato de compra o alquiler, y su cumplimiento es imprescindible para poder quedarse la propiedad.En proyectos de gran alcance, se requiere la intervención ciudadana para llevar a cabo las actividades requeridas para la conservación del inmueble o el recinto.Son comunes las casas-museo, siendo antiguas viviendas de personas famosas (artistas, pioneros, militares, políticos, empresarios) que han ejercido una gran influencia en la historia y folclore local, nacional o internacional.[12]​ García afirma que la relación entre patrimonio y turismo en la actualidad es, por tanto, muy estrecha, lo cual aporta en gran medida a la conservación de los bienes patrimoniales tanto desde el punto de vista económico como en el desarrollo sostenible; en este aspecto, el patrimonio actúa como factor dinamizador del sistema.
Placa del Manufacturer's Hall , sitio histórico en Inglaterra , Reino Unido