Para finales del siglo XIII, se habían trazado planes razonablemente viables para unir las orillas norte y sur de la ciudad.
[1] En las próximas décadas, la ciudad se convirtió en un centro importante del Sacro Imperio Romano Germánico, en gran parte debido a sus nuevas defensas.
Según estimaciones, solo en 1430, unas 800 personas trabajaban en todo momento en la ampliación del foso y de la muralla.
Las entradas principales eran controladas en principio desde el antiguo Tiergärtnertor y luego desde las cuatro torres de entrada más tardías (Laufer Tor, Frauentor, Spittlertor y Neutor), que albergaban sus respectivas casas del guarda.
En cuanto a los accesos fluviales, estos constaban del puente fortificado de Fronveste (construido entre 1489 y 1494), que aún sigue en pie atravesando el río en el punto donde abandona la ciudad; y el Tratzenzwinger, con sus tres torres, que aseguraba la entrada desde el este.
Varias torres antiguas fueron reconstruidas o demolidas del todo, al tiempo que se construyeron nuevas torres y nuevos baluartes (uno de los elementos más importantes del renovado sistema defensivo).
[3] Estas extensiones se consideraron urgentes tras la asimilación de la reforma protestante por la ciudad dos años antes, que podría haber causado conflictos con los católicos (aunque en 1532 se firmaría la paz entre la ciudad y la Liga de Esmalcalda, que duraría casi dos décadas).
Este aspecto, junto a los rumores acerca de la naturaleza de sus sistemas defensivos y ofensivos, incluido el subterráneo, daban a la estructura un aire amenazante que en muchos casos evitaba ataques y asedios.
Este terreno fortificado fue el escenario donde, en 1632, el rey sueco por fin se enfrentaría a Wallenstein en el campo de batalla, siendo derrotado y —a la postre— obligado a partir hacia el norte (donde caería en la Batalla de Lützen, en Sajonia).
[9] La única puerta completamente conservada de esa muralla renovada, en su lado sur, es casualmente la que da hacia Núremberg, construida en 1698 con el nombre de Nürnberger Tor (puerta se Núremberg).
Aunque por aquel entonces el aumento en el tráfico hacia y desde la ciudad ya era constante, para la segunda mitad del siglo solo se habían construido siete pequeñas puertas adicionales al estilo neogótico,[10] más decorativas que funcionales.
En consecuencia, en 1869 fue derribado uno de los muros, seguido por algunas otras demoliciones, incluidas (entre 1877 y 1891) las siete puertas neogóticas,[10] dando lugar a los amplios pasos que sirven hasta el día de hoy como arterias principales de entrada a la ciudad: el Sterntor (1869), el Wöhrder Tor (1871), el Hallertor (1881) y el Fürther Tor (1894, puente incluido).
Su conservación ha sido un proceso continuo, con proyectos y planes anuales para los distintos elementos;[3] por ejemplo, en 2005 se procedió a la completa renovación de la Küblerzwinger.