Dámaso Berenguer
En 1894 volvió a su tierra natal para participar en la campaña contra los independentistas cubanos y, desde ese momento, su vida estuvo envuelta en combates militares.En su puesto en el Marruecos español intervino militarmente en numerosas ocasiones: en Monte Arruit, en Taurit Narrich, en Beni Sidel, etcétera.En todos los combates demostró pericia y habilidad, por lo que le fue concedido el grado de coronel (febrero 1912), obteniendo además numerosas condecoraciones honoríficas, tales como las cruces de María Cristina y San Hermenegildo.[2] Sin embargo, toda la operación comandada por Berenguer se vino abajo con el desastre de Annual (1921).La actuación mal planificada y en cierto modo temeraria del ejército (tropas insuficientes; armas anticuadas y en mal estado; desconocimiento de la fortaleza del enemigo) produjo la derrota a manos de las harkas rifeñas, dirigidas por Abd el-Krim.Las esperanzas puestas en este gobierno, para la vuelta a la normalidad constitucional,[4] que popularmente sería conocido como la «dictablanda», se desmoronan en los partidarios de la república e incluso en los grupos monárquicos que fueron marginados por la dictadura.Con objeto de tranquilizar los ánimos, Berenguer afirma que el nuevo gobierno quiere la pacificación del país y la vuelta a la normalidad constitucional, prometiendo, entre otras cosas, la convocatoria de elecciones generales, a lo que se oponen los partidos tradicionales, desarbolados tras el paréntesis dictatorial.Así, el primer consultado fue José Sánchez Guerra, que, en principio, se negó.No obstante, Alfonso XIII tuvo mejor suerte en el siguiente intento con Sánchez Guerra, tras aceptar su petición de integrar a republicanos y socialistas moderados, pero éstos se negaron a establecer cualquier tipo de pacto con la monarquía, y tras ese rechazo, el líder conservador declinó definitivamente la oferta real.Tras la instauración de la República, Berenguer fue encarcelado por las autoridades republicanas por su papel durante la Dictadura.