Durante la Segunda República fue presidente de la Cruz Roja Española.[2][3][nota 1] Considerado parte del regeneracionismo,[5] a finales del siglo XIX se habría acercado al movimiento de renovación política que se articuló en torno al general Polavieja.[6] En 1917 lideró la represión de la huelga general de dicho año, en la que tuvo bajo sus órdenes a un joven Francisco Franco[7][8] y donde habría abogado por cazar «como fieras» a los obreros.[14] En los últimos años de la dictadura habría empezado a virar hacia posiciones izquierdistas y republicanas; al punto de una vez proclamada la República pedir su admisión en el Partido Socialista Obrero Español, que le sería denegada.[18][nota 5] Queipo no tardó en contestar en sus charlas radiofónicas diarias, en las que le acusaba de corrupto y bribón.
Así hablaba Zorrapastro (un libro para nadie y para todos)
(1899)