Se organizó en dieciocho secciones compuestas por once asambleístas cada una, designados por el presidente.
[7][8] El diario ABC comentó que hubiera preferido "una más amplia y eficaz consulta al voto nacional para ir sin dilación a la reposición del régimen constitucional con las reformas que tantas veces hemos pedido para evitarle nueva caída".
Sin embargo, no se otorgaba al nuevo parlamento el carácter de asamblea constituyente por la oposición del rey, sino que esa función correspondería al órgano que la sustituyera o a un referéndum sobre el proyecto de Constitución aprobado por aquella.
Durante un año Alfonso XIII se resistió, pero en septiembre de 1927, firmó la convocatoria.
Estuvo en principio motivada por el hecho de que los puestos les habían sido asignados sin elección, pero cuando Primo de Rivera más tarde aceptó que fueran elegidos por el propio sindicato UGT, los socialistas mantuvieron su negativa.
[14] Por otro lado, las Universidades, cada vez más enfrentadas con el régimen, tampoco enviaron representantes.
[18] Podían pertenecer a la Asamblea varones y «hembras solteras, viudas o casadas» siempre que estas últimas estuvieran «debidamente autorizadas por sus maridos» y que estos no fueran asambleístas.
[19][3] La Asamblea Nacional Consultiva se organizó en 18 secciones compuestas por 11 asambleístas cada una designados por el presidente.